‘Yo, adicto’: miniserie basada en una tremenda historia real con un Oriol Pla impecable
Javier Giner es el creador de una ficción basada en su propia vida
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Crítica de Yo, adicto, la nueva apuesta española de Disney +. Una ficción que funciona como serie y como perfecta terapia psicológica. Un viaje a los infiernos mentales en el que Javier Giner (conocido jefe de prensa cinematográfica) adapta su propia autobiografía. Seis capítulos de emoción extrema, muy bien rodados y que, aunque la historia sea previsible y no exista un rail narrativo muy marcado, nunca pierden interés. Oriol Pla se corona como uno de los grandes actores de nuestro país. Su interpretación es la mejor que hemos visto este año. Estamos ante un producto duro, directo, comprometido y luminoso. ¿A quién le puede interesar la vida de un pijo arrogante que se cree especial y que no para de drogarse? A todos lo que alguna vez hayan aceptado su propia derrota, a todos los que hemos perdido el control en algún momento pero, sobre todo, para los que aún piensan que en el mundo no hay grises. Esta serie es para comprender y empatizar. No hace falta que alguien te caiga bien para entender su dolor.
Personaje contra persona
Cualquiera que se dedique a la comunicación cinematográfica o televisiva en este país, conoce a Javier Giner. Él es, entre otras cosas, responsable de prensa de Almodóvar o de Penélope Cruz. Giner ejemplifica muy bien un tipo de personaje que suele verse en este mundillo (yo me incluyo): alguien llamativo, histriónico, con un gran don de gentes, con gran sentido del humor, vampiro de la fama de los que le rodean y un narcisista de manual.
Mucho ego hay que tener para, con 47 años, pensar que tu historia da para un libro de memorias y mucho más para, luego, crear, escribir y dirigir una serie sobre tú mismo (es un caso parecido al de Jorge Javier Vázquez, de hecho). Ojo, no es malo tener ego, lo necesitamos para avanzar. Y puede que el personaje- le conozcas o no- no sea santo de tu devoción pero eso no impide que sus vivencias, en parte, sean las tuyas o la de muchos otros. Esto se consigue porque Giner ha sido valiente, no ha echado balones fuera y ha encarado su propia personalidad sin excusas.
Empatizar con los que no te caen bien
Giner, tanto en su libro como su serie, te reta a empatizar con su figura, algo que no es fácil. Él mismo se enfrentó a eso durante su recuperación de las drogas, cuando tuvo que hacerse cargo de un recién llegado a la clínica al que detesta justo porque es igual que él. Este es el juego de roles que maneja Yo, adicto y por el que el espectador participa de forma activa en la trama. Uno, capítulo a capítulo, no puede evitar juzgar, juzgarse, perdonar y perdonarse.
La serie no tiene una trama que articule el proceso de redención del personaje. No, aquí no hay excusas narrativas. Es una terapia en estado puro y funciona casi como guía de autoayuda. Pero, a veces, la ficción es el mejor camino hacia la verdad, y es aquí donde Gines se destapa como un narrador de primera y, sobre todo, como un director de actores descomunal.
Oriol Pla: la perfección interpretativa
Lo que hace Oriol Pla dando vida a Giner es una de esas actuaciones que marcan carreras y hacen historia. Es gracias a él, a sus miradas y microgestos, que llegamos a empatizar con el personaje. Es un engreído, sí, pero incluso en sus momentos más insufribles, le entiendes y le compadeces. El viaje que emocional de todos los integrantes de esta serie ha tenido que ser brutal.
¿Es Yo, adicto la serie española del año? A la espera de ver Los años nuevos de Sorogoyen en Movistar + podemos decir que la de Javier Giner es una de las mejores ficciones del 2024. Puede que la supere Querer (Movistar +) pero está por encima de fenómenos como El caso Asunta. Cierto es que Yo, adicto, como se ha apuntado antes, no innova. No va a descubrirnos nada a nivel audiovisual pero sí que es un ejercicio de introspección y de autenticidad encomiable. Una maravilla, dura pero fantástica.