‘El caso Asunta’: Candela Peña está perfecta e inquietante como la asesina Rosario Porto
Se estrena el viernes 26 de abril
Una serie de 6 capítulos, digna y elegante
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![Candela Peña en 'El caso Asunta'.](https://okdiario.com/img/2024/03/26/candela-pena-en-el-caso-asunta.-635x358.jpg)
Ya hemos visto ‘El caso Asunta’, la miniserie de Netflix protagonizada por Candela Peña y Tristrán Ulloa, quiénes interpretan a Rosario Porto y Alfonso Basterra, condenados por el asesinato de su hija adoptiva Asunta en el año 2013. Un true crime ficcionado, producido por Bambú y creado por todo un experto en el tema, Ramón Campos (que ya hizo una docuserie sobre el crimen). Estamos ante uno de los mejores proyectos que ha hecho Netflix España. Esto no significa que El caso Asunta sea una obra de arte pero sí que destaca en la comparativa. Todo un reto narrativo que si bien no aporta información novedosa, es un ejercicio visual y moral muy interesante. Aquí, quienes se la juegan son los actores, en especial ella, Candela. ¿Su interpretación es magistral o una parodia digna de Hommo Zapping? Si alguien piensa que es lo segundo, que repase vídeos de la verdadera Rosario Porto.
El truco del punto de vista
Lo primero que hay que decir de El caso asunta es que el espectador no va a encontrar datos que no sepa de antemano si ha seguido el crimen de cerca, ya sea en los miles de artículos que se han escrito, en los especiales informativos o en el docuserie que ya estrenó Netflix en 2016. No, aquí, como en cualquier ficción que se precie, se cuenta una historia y no es la del asesinato sino la de la investigación.
Los protagonistas( aquellos que cuentan la historia) son los investigadores (dos guardias civiles y un juez) y los personajes principales (los que denotan la trama) son los acusados. Todo lo que rodea a Rosario y a Alfonso es un misterio, son el resto (junto al espectador) los que tienen qué distinguir entre lo que es real y lo que no. Aquí está la originalidad de la propuesta, en el punto de vista elegido.
El caso Asunta, pues, se podría comparar con Anatomía de una caída, sin duda la mejor película del 2023. En ambas, se distingue entre la verdad jurídica y la personal, aquella basada en nuestros prejuicios y experiencias. Al final, no importa si eres inocente o culpable, importa lo que parezcas. Ramón Campos, creador de la serie, ha estado obsesionado con el asesinato de esta niña de origen asiático desde que se cometió. ¿Qué puede llevar a unos padres a matar a su propia hija? Para responder, el productor expone los hechos tal y como se registraron de manera oficial y nos da pequeñas pistas en forma de miradas e intimidades nunca obvias.
El caso Asunta es un producto elegante que nunca abusa del morbo. Suficientemente cruel es el hecho que narra como para regodearse. Tampoco huye de los aspectos tenebrosos del suceso pero no los subraya. Sin embargo, es una serie valiente por varios motivos. Para empezar, como decíamos, no da nada por hecho, deja que el espectador recopile y juzgue, algo muy difícil de conseguir con un hecho de sobra conocido por todos y del que creíamos tener una postura inamovible.
Por otro lado, es de aplaudir lo que el guion hace con la ambigüedad de los personajes, no sólo con los padres homicidas. El juez instructor del caso (interpretado por Javier Gutiérrez) es la representación de José Antonio Vázquez Taín, quien dirigió la investigación. Aquí, aunque le llamen de otra manera, el jurista se presenta como un ser engreído, provocador, empachado de ego, al que le encantan las cámaras y que se niega a comprar una versión del asesinato que no sea la suya. Toda una proeza narrativa que señala, no sólo a una persona real, sino a un sistema judicial corrompido por la necesidad de foco mediático. Es curioso que el que se supone que ha de impartir justicia, sea, en algunos pasajes, el antagonista de la historia.
La serie, como decíamos, sigue la investigación paso a paso. Eso se traduce en cierta frialdad, sobre todo en los primeros episodios. Hay tanta deuda con los hechos oficiales que hacen que el espectador no llegue a conectar con los personajes.
Y sin hacer spoilers, decir que los dos últimos capítulos, en especial el quinto (de seis) son una obra de arte. Cada escena y cada plano están cuidadosamente medidos. Su hiperrealismo incomoda y sólo podemos dar gracias a todo el equipo por contar una historia que va más allá de un crimen famoso.
El ‘marrón’ de Candela Peña
Pero por si hay algo que llama la atención, a priori, de El Caso Asunta es por saber cómo está Candela Peña dando vida a Rosario Porto. Para saberlo hay que hacer un ejercicio de abstracción. Si su interpretación la viese un hispanohablante que no tiene ni idea del crimen real, se preguntaría por qué narices esa señora habla así y actúa como actúa. Creería estar ante una parodia absurda que roza el ridículo mientras se habla del asesinato de una niña. Pero si uno ha visto vídeos de Rosario Porto, el discurso cambia. La madre de Asunta era así, Candela Peña la ha retratado con certeza, le ha dado capas más allá de su conocida cara compungida y su victimismo exagerado. Y aun con todo, la actriz no llega a salir airosa, no porque no haya hecho un gran trabajo sino porque su personaje era imposible. Si interpretas a una sobreactuada, al final vas a sobreactuar.
Tristán Ulloa está impresionante aunque su personaje es más agradecido (menos extremo) que el de su compañera. Javier Gutiérrez se come la función como el polemista Juez Malvar, lástima que al actor baile el acento gallego. María León, que hace las veces de una guardia civil que investiga el caso, no está mal pero sale perdiendo si se la compara con el resto del casting. Un aplauso merece Alicia Borrachero, una de nuestras mejores actrices que merece un estatus de estrella del que (incomprensiblemente) aún no goza.