El presidente de Turquía, Tayyip Erdogan, ha aprobado una nueva regulación que tiene como objetivo tomar «todo tipo de medidas para evitar que estas personas, cuyos derechos, vidas y salud encomendados al Estado, no contraigan epidemias». Más de 45.000 prisioneros de las cárceles turcas han sido liberados.
Se da la paradoja de que la comisión de Asuntos Exteriores del Parlamento Europeo ha denunciado que la reforma penal de Turquía discrimina «deliberadamente» a los reclusos que cumplen penas de prisión por su actividad política, por actividades opuestas al Gobierno y a periodistas.