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Inocentadas digitales y prensa online: cuando la IA complica distinguir una broma de una noticia

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Nacho Grosso
  • Nacho Grosso
  • Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribiendo profesionalmente desde 2017 para medios de difusión y blogs en español.

El 28 de diciembre es una fecha marcada en rojo en el calendario informativo español. Desde hace muchos años, cuando la tradición nació en la prensa escrita, los medios publicaban alguna noticia falsa o inverosímil, inocentadas, con motivo de ese día. Con el paso del tiempo, esa costumbre se ha trasladado al entorno digital, donde hoy convive con un ecosistema informativo mucho más complejo, acelerado y cada vez más condicionado por la inteligencia artificial.

Una tradición heredada del papel que ha cambiado de contexto

Durante décadas, las inocentadas en prensa respondían a un código bastante reconocible. Eran bromas pensadas para el lector habitual, con titulares exagerados, anuncios imposibles o decisiones absurdas que no tardaban en delatarse como una licencia humorística. El juego funcionaba porque existía un pacto implícito entre medio y lector, nadie se lo tomaba demasiado en serio.

Ese equilibrio tenía sentido en un entorno donde la información se consumía de forma más pausada y el contexto era claro. El lector sabía qué día era, qué medio estaba leyendo y desde dónde llegaba la noticia. Hoy, ese marco ha desaparecido casi por completo.

Cuando la broma se parece demasiado a una noticia real

En la prensa digital actual, muchas inocentadas se construyen con una apariencia casi idéntica a la de una información real. Titulares sobrios, datos técnicos verosímiles, declaraciones atribuidas a portavoces que no existen y un tono completamente neutro que no da pistas evidentes.

El problema no es solo la broma en sí, sino el contexto en el que se consume. La mayoría de lectores accede a las noticias a través de redes sociales, agregadores o mensajes reenviados, muchas veces sin fijarse en la fecha ni en el origen. En ese escenario, una inocentada bien armada puede pasar perfectamente por una exclusiva legítima.

El papel de la inteligencia artificial en las nuevas inocentadas digitales

La inteligencia artificial ha añadido un extra de complejidad a este fenómeno. Hoy es posible generar textos con estructura periodística impecable, imágenes realistas que refuercen la historia o incluso supuestos comunicados que parecen oficiales a simple vista.

No se trata de señalar a la IA como responsable, sino de asumir que facilita un realismo que antes requería mucho más esfuerzo. Cuando una broma incorpora todos los elementos formales de una noticia contrastada, distinguirla del contenido real se vuelve más difícil, especialmente para quienes no conocen la tradición del Día de los Inocentes o acceden al contenido fuera de contexto.

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Cuando la inocentada se escapa del calendario

Uno de los mayores riesgos de las inocentadas digitales actuales es su persistencia. Una noticia falsa publicada el 28 de diciembre puede seguir circulando días después, sin referencias temporales claras y separada de su intención original.

En ese punto, deja de ser una broma para convertirse en un contenido engañoso. No por mala fe, sino por efecto. En un momento de creciente desconfianza hacia los medios, este tipo de situaciones contribuye a alimentar la sensación de que la información es poco fiable o directamente manipulada.

El reto para medios y lectores

El debate no pasa por eliminar una tradición arraigada ni por renunciar al humor, sino por asumir que el contexto ha cambiado. Los medios se enfrentan al reto de no cruzar una línea que convierta una inocentada en un problema de credibilidad, mientras que los lectores deben extremar la cautela en fechas señaladas.

Contrastar informaciones «que chirrían», revisar la fecha de publicación o buscar confirmación en otros medios siguen siendo hábitos básicos. La inteligencia artificial no es el enemigo, pero sí un amplificador del realismo. Y cuando el realismo se pone al servicio de una broma, el margen de confusión es mayor que nunca.

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