DESAPARECIDA EN TRASPINEDO

Los hombres que iban con Esther López cuando desapareció reconocen el consumo de drogas duras esa noche

Las personas que estuvieron con la joven ocultaron una parada de los tres después de abandonar el último bar en el que estuvieron

No fue hasta que pasaron varios días desde la desaparición de la joven hasta que uno de ellos reveló dónde estuvieron con Esther y qué hicieron justo antes de desaparecer

La droga que mencionan provoca taquicardia, sensación de pánico, desorientación y psicosis entre otros efectos inmediatos

El cuerpo de Esther, con sus prendas y su bolso, «fue colocado» en una cuneta de Traspinedo

El rastro de Esther López se pierde a las 6 de la mañana y no usó el móvil para contactar con su madre

Esther López Traspinedo
Este es el coche del amigo de Esther López.
Alfonso Egea
  • Alfonso Egea
  • Jefe de Investigación en OKDIARIO. Anteriormente fui responsable de la sección de Actualidad y Sucesos en Espejo Público, en Atresmedia. He publicado cuatro libros y actualmente colaboro en programas de televisión en Mediaset y en Telemadrid. Agradecido por tener el reconocimiento de la Policía Nacional de Madrid y la medalla al mérito de la Guardia Civil.

La investigación sobre la desaparición y muerte de Esther López en Traspinedo, Valladolid, se enfrenta y se ha enfrentado a terribles dificultades desde el mismo día que desapareció la joven, el pasado 12 de enero, cuando fue con unos amigos a tomar unas cervezas después de haber visto con un partido de futbol con otros conocidos de su pueblo. La precisión del relato de las personas que estuvieron con Esther es crucial para acercarse a la verdad de los hechos de aquella noche y desde el minuto uno algunas de estas personas no contaron con todo el detalle necesario lo que sucedió.

Si bien en algunos casos esas medias verdades fueron confusiones, como cuando alguien mencionó que el bar del que salió Esther a las 02:30 de la mañana cerraba a las 23 horas ese día, insistimos, fue una confusión, otros interrogados obviaron datos cruciales. Y ese fue el caso de los que seguramente son las dos personas más importantes para la investigación. Se trata de Óscar y Carlos, el primero el conductor del coche en el que Esther viajaba como copiloto cuando aquella madrugada salieron del bar El Castillo. El otro, Carlos, viajó en el asiento de atrás de ese coche, un vehículo recién estrenado y que ha sido analizado por los investigadores.

Si empezamos por Carlos habría que aproximarse a su estado aquella noche ya que éste condiciona su relato. La realidad es que no debe tener recuerdos muy lúcidos de aquella noche ya que los investigadores le han llegado a mostrar fotos y vídeos en los que aparece con Esther en el último bar en el que estuvieron juntos y su reacción ha sido como el que los viera por primera vez. Según fuentes del caso ni siquiera recordaba haberse grabado o fotografiado con la mujer desaparecida.

Óscar, sin embargo, parece que sí recuerda mejor los hechos ocurridos en la madrugada del 12 al 13 de enero ya que en su primera declaración explicó cómo él y sus dos amigos salieron del bar y que el condujo su coche unos kilómetros hasta la casa de Carlos, cerca del restaurante La Maña, para luego seguir viaje con Esther hasta que la joven de 35 años, según Óscar, se enfadó, le obligó a detener el vehículo y se quedó sola en mitad de una carretera comarcal, de madrugada y a temperaturas bajo cero.

Consumo de crack

Con todo esto los investigadores se pusieron a trabajar hasta que más de 10 después supieron que Óscar no les había contado todo. Como este diario adelantó los tres se detuvieron en Las Bodegas, una especie de locales, unos merenderos privados cerrados y con bodegas en la parte trasera, a un kilómetro del pueblo, pero en dirección opuesta de donde desapareció Esther. Sin embargo, el olvido de Óscar no sólo es importante por dónde estuvo y con quién justo antes de desaparecer sino por lo que estas personas estuvieron haciendo y no les contaron a los investigadores.
En mitad de la investigación, cuando en mayor ebullición se encontraba, los agentes de la Guardia Civil de Valladolid recibieron una información crucial. Óscar había reconocido fuera de los conductos policiales del caso no sólo que había estado con Esther López y con Carlos en un lugar alejado del pueblo y a solas los tres, sino que en ese momento hubo consumo de drogas duras, concretamente de cocaína fumada, o sea, consumo de crack.

Este dato pudo ser omitido por cualquier motivo, incluidos la vergüenza y hasta el sentimiento de culpa, pero lo que está claro es que no es un dato que se pueda dejar pasar por alto a la ligera máxime cuando la persona desaparecida fue encontrada muerta 24 días después de esa parada omitida. El círculo más íntimo de Esther descarta que la joven consumiera ese tipo de sustancias. No pueden decir lo mismo algunas de las personas que estuvo con ella aquella noche. Una en concreto fue detenida en el aeropuerto de Barajas hace años con cocaína escondida en útiles deportivos. El caso es que la aparición del crack en la ecuación del caso puso marcar el resto de la noche, máxime si repasamos los efectos de esta droga bautizada con la onomatopeya del ruido que hace la cocaína en forma de piedras al ser quemada para inhalar su humo.

Fuentes consultadas por OKDIARIO resumen sus efectos inmediatos en taquicardias, aumento de la presión arterial y de la temperatura corporal. También puede provocar ansiedad, paranoia, pánico, psicosis y en ocasiones comportamientos violentos. Parece que son una relación de efectos a tener en cuenta sobre todo si esa sustancia estuvo presente en los momentos previos a la desaparición de Esther López.

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