¿Se puede predecir el deterioro cognitivo?
La edad, la apatía, la ansiedad, el nivel educativo y los antecedentes familiares, principales factores a tener en cuenta para predecir la progresión del deterioro cognitivo
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El envejecimiento progresivo de la población está provocando que aumenten los casos de deterioro cognitivo e incrementando las posibilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer que es, a su vez, la demencia degenerativa más importante que existe. Según la OMS (Organización Mundial de la Salud), el alzhéimer se ha convertido además en la séptima causa de muerte a nivel mundial y en un problema de salud pública.
Actualmente una de cada tres personas mayores fallece con alzhéimer o alguna demencia, tras sufrir un deterioro cognitivo lento y progresivo que afecta a áreas como la orientación, la memoria, el lenguaje o las capacidades motoras. Por eso estudiar sus causas y los factores que influyen en su desarrollo se ha convertido en una prioridad para los investigadores médicos, que trabajan para elaborar un sistema de detección precoz que aumente la efectividad de los futuros tratamientos y la calidad de vida de pacientes y familiares.
Síntomas y evolución de la enfermedad
El alzhéimer se suele desarrollar a partir de los 70 años, cuando el 8% de la población entra en riesgo de sufrir la enfermedad. A partir de los 80 años el riesgo se incrementa y puede llegar a afectar a entre el 15 y el 20% de la población. Sin embargo, existe la posibilidad excepcional (menor al 1%) de desarrollar prematuramente la enfermedad, a partir de los 40 años.
Los primeros síntomas del alzhéimer son variables, aunque los más frecuentes, explica el Dr. Rafael Arroyo, jefe del Departamento de Neurología de Olympia y los hospitales universitarios Quirónsalud Madrid y Ruber Juan Bravo, son «los olvidos que generalmente refieren los familiares del paciente, algunas alteraciones en la orientación, o problemas para encontrar palabras, lo que va unido además a alteraciones en la conducta y en el carácter».
«Cuando estos síntomas empiezan a repercutir, aunque sea de forma muy leve, en la vida cotidiana, podemos tener sospechas de que se podría estar ante una etapa inicial de la enfermedad de Alzheimer», añade, recomendando siempre consultar a un especialista que tenga experiencia en esta enfermedad para cerciorarnos.
¿Se puede prevenir el alzhéimer?
La prevención y el diagnóstico precoz son los dos puntos clave sobre los que gira la investigación sobre la enfermedad en los últimos años. Según explica el Dr. Arroyo, «se han producido avances importantes a través de biomarcadores. Estamos midiendo proteínas tóxicas y que, si no son la causa, participan en el proceso neurodegenerativo».
En concreto, hablamos de dos proteínas: la Beta-amiloide y la Tau, biomarcadores que se pueden obtener a través del estudio del líquido cefalorraquídeo en laboratorios muy especializados, o por medios de PET. Técnicas que no se utilizan habitualmente, pero que espera el doctor, «se vayan generalizando para conseguir una detección cada vez más precoz».
«Actualmente se busca poder diagnosticar el alzhéimer antes de que se presenten los síntomas y comenzar a tratar a pacientes en los que hayamos encontrado biomarcadores claros y evidentes de desarrollo de la enfermedad», incide el neurólogo, haciendo hincapié en la importancia de «realizar evaluaciones neurocognitivas especializadas en las que se puedan apreciar pequeños signos de que empieza la enfermedad, aunque sea asintomática».
En busca de un modelo predictivo
En el año 2007, el grupo Quirónsalud puso en marcha una base de datos para recoger información de personas que llegaban a consulta por problemas cognitivos. Una base que cuenta ya con la información de más de 3.000 pacientes, y cuyo objetivo es crear un modelo predictivo que incorpore todos los factores posibles para poder adelantar la detección de esta enfermedad, incluso antes de que se manifiesten síntomas.
«Además de los antecedentes familiares, la edad y la apatía aparecen como factores de riesgo en el desarrollo de un deterioro cognitivo leve y la enfermedad de Alzheimer mientras que, por el contrario, un alto nivel educativo actúa como factor protector, ya que aumenta lo que llamamos reserva cognitiva, ayudando a mitigar el deterioro», asegura el Dr. Arroyo.
«La investigación futura debería tener como objetivo la recopilación sistemática y estandarizada de este tipo de datos para mejorar la fiabilidad y aplicabilidad de estas herramientas predictivas», explica el experto.
La importancia de un diagnóstico precoz
A pesar de la prevalencia de la enfermedad de Alzheimer, existe una llamativa tasa de infradiagnóstico que dificulta el inicio temprano de tratamientos que podrían ralentizar la progresión del deterioro cognitivo y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
«Uno de los principales retos para mejorar el tratamiento de esta enfermedad sigue siendo la detección precoz, incluso en pacientes que no presentan síntomas, momento en el que los tratamientos pueden ser más efectivos», insiste el doctor, asegurando que este es uno de los motivos por los que los resultados de los tratamientos son moderados, además de la inexistencia de un fármaco que altere aquellas proteínas que se consideran de vital importancia en el desarrollo de la enfermedad.
La detección precoz de la sintomatología es también vital, recuerdan desde Quirónsalud, para la orientación de los familiares. Es una enfermedad con una carga familiar y social muy importante y la información correcta junto al apoyo de la familia para que sepan cómo reaccionar tiene una importancia capital para la vida del paciente.