La grasa abdominal es clave para detectar el Alzhéimer 20 años antes de los primeros síntomas
El hallazgo resalta la importancia de adoptar estilos de vida saludables desde edades tempranas
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Un estudio reciente ha encontrado una relación entre la acumulación de grasa abdominal y la aparición de signos tempranos asociados al Alzheimer, hasta 20 años antes de que los síntomas clínicos sean evidentes. Este hallazgo, que suma una nueva pieza al complejo rompecabezas del Alzheimer, podría tener implicaciones importantes en la prevención y diagnóstico precoz de la enfermedad neurodegenerativa más común del mundo.
«Cuanto más amiloide o tau haya en el cerebro, más enfermo estará», afirma el Dr. Cyrus Raji, autor principal del estudio y profesor asociado de Radiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
«La forma en que podemos rastrear un cerebro de aspecto más enfermo es un menor flujo sanguíneo», aseguró Raji. «Por otra parte, se observa la atrofia cerebral, o un desgaste de la materia gris, en una parte del centro de memoria del cerebro llamada hipocampo».
Según el Dr. Richard Isaacson, neurólogo preventivo y director de Investigación del Instituto de Enfermedades Neurodegenerativas de la Florida, un menor flujo sanguíneo en el centro de la memoria del cerebro podría causar encogimiento, otro biomarcador clave del alzhéimer. No participó en la nueva investigación.
La investigación, liderada por un equipo de científicos internacionales, se centró en analizar cómo la grasa visceral —la que se acumula alrededor de los órganos en el abdomen— afecta la salud cerebral a largo plazo. Utilizando imágenes de resonancia magnética y biomarcadores relacionados con el Alzheimer, los investigadores encontraron que las personas con mayor grasa abdominal mostraron alteraciones cerebrales tempranas, como disminución del volumen en regiones clave relacionadas con la memoria y el aprendizaje.
Además, detectaron niveles más elevados de proteínas tóxicas como el beta-amiloide, asociadas al desarrollo de placas en el cerebro que caracterizan al Alzheimer.
Los científicos sugieren que el nexo podría estar en la inflamación crónica de bajo grado que genera la grasa abdominal. Esta inflamación puede desencadenar procesos neurodegenerativos a lo largo del tiempo, afectando las conexiones neuronales y aumentando el riesgo de enfermedades como el Al.
«Nuestros resultados indican que el impacto metabólico de la grasa visceral va más allá del sistema cardiovascular. Podría influir directamente en el deterioro mediante mecanismos cognitivos inflamatorios y hormonales», explicó uno de los autores.
Prevención
El hallazgo resalta la importancia de adoptar estilos de vida saludables desde edades tempranas, no sólo para prevenir enfermedades cardiovasculares, sino también para proteger el cerebro. Mantener un peso saludable mediante una dieta equilibrada y ejercicio regular podría ser clave en la lucha contra el Alzheimer.
«Sabemos que factores como la dieta, el ejercicio y el control del peso tienen un impacto directo en la salud cerebral. Este estudio refuerza la idea de que la prevención del Alzheimer comienza mucho antes de la aparición de los síntomas».
Los resultados también abren la puerta a estrategias más efectivas de diagnóstico precoz. Si bien el Alzheimer suele detectarse en etapas avanzadas, el uso de biomarcadores relacionados con el metabolismo y la grasa visceral podría permitir una identificación más temprana de las personas.
«Este estudio representa un paso adelante hacia una medicina más personalizada. Si podemos identificar a las personas con mayor riesgo décadas antes, podríamos intervenir un tiempo para modificar el curso de la enfermedad».
Grasa visceral
La grasa abdominal profunda, llamada grasa visceral, está relacionada con la inflamación y la acumulación de amiloide en los cerebros de 32 hombres y mujeres de entre 40 y 50 años. Así, la grasa visceral envuelve los órganos principales del cuerpo y es completamente distinta de la grasa subcutánea del resto del cuerpo -la grasa subcutánea suele constituir el 90% de la grasa corporal.
«La mayor parte del índice de masa corporal (IMC, por sus siglas) de una persona refleja la grasa subcutánea, no la visceral y mediante resonancia magnética abdominal, con un programa informático especializado, puede medir el volumen real de tejido adiposo visceral».