Mermelada de pimiento y tomate con toque picante

Precalentamos el horno a 180 grados.

Comenzaremos colocando los pimientos en una fuente, echándoles un chorrito de aceite de oliva y metiéndolos al horno para asarlos.

Mientras, escaldaremos los tomates. Para ello, les realizaremos un corte en forma de cruz en la parte inferior y pondremos a calentar una olla con agua y, cuando ésta última rompa a hervir, los metemos, dejándolos unos 30-40 segundos desde el momento en que el líquido entre otra vez en ebullición. Sacamos, con ayuda de una espumadera, dejamos que se enfríen un poquito y los pelamos. Reservamos.

Una vez estén listos los pimientos, los retiramos, mantenemos unos segundos a temperatura ambiente, retiramos la piel y los troceamos.

Partimos los tomates y los echamos, junto a los pimientos a un cazo que no sea demasiado pequeño.

Machacamos las cayenas en un mortero y las añadimos. Removemos para que queden bien repartidas.

Agregamos el comino, la sal, el azúcar y el vinagre (cuidado con éste cuando el contenido empiece a cocer porque el olor del vapor puede resultar muy fuerte) y lo ponemos a fuego medio hasta que entre en ebullición, momento en que bajaremos el fuego y dejaremos cocer durante unos 45 minutos más (removiendo, de vez en cuando, con una cuchara de madera).

Transcurrido ese tiempo, retiramos del fuego, dejamos enfriar y lo vertemos en un frasco correctamente esterilizado.

¡Y ya tendremos esta genial mermelada de pimiento y tomate con toque picante!

Nota: Es muy importante que todos los utensilios que uséis siempre en la cocina estén debidamente lavados y limpios para evitar posteriores sorpresas un tanto desagradables, no obstante, cuando, además, hablamos de «conservación», esta norma lleva un añadido extra; la esterilización de los recipientes para evitar posibles restos, suciedad o gérmenes que estropearían nuestro preparado y, si no fuésemos conscientes de ello y lo consumiésemos, pasarían factura a nuestro organismo.