Si no era una conspiración se parece mucho
La moción de censura contra Mariano Rajoy no fue casualidad ni obedecía realmente a la necesidad de «ejemplaridad» y «transparencia» que argumentó Pedro Sánchez, erigiéndose en lo que no era como hemos visto con el paso de los meses. Con el Gobierno retratado en su hipocresía tras los casos del Tesisgate, Pedro Duque e Isabel Celaá, amén del resto de deméritos de este Ejecutivo fake, ahora sale a la luz que ERC ya planeaba una moción de censura contra Mariano Rajoy antes incluso del referéndum ilegal del 1 de octubre de 2017 con el objetivo de proclamar la falsa república catalana. Se demuestra una vez más que el apoyo al actual presidente del Gobierno de España no era más que el medio para destruir la propia España.
Los separatistas ya dejaron constancia de sus intenciones por escrito antes del verano previo al 1-O. En ellas daban por hecho el apoyo de los comunistas bolivarianos de Podemos o de los proetarras de EHBildu para una hipotética moción. Un escenario que, a posteriori, ha convertido a Pedro Sánchez en el jefe del Ejecutivo. Con el pretexto de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la primera época del caso Gürtel, y con la sed de poder y notoriedad de Pedro Sánchez, los independentistas ya vislumbraban el modo de colar sus veleidades como un Caballo de Troya hasta el centro mismo de Estado. Por lo tanto, lo que estamos viviendo ahora no es más que la culminación de un plan establecido antes incluso de que fuera posible.
Un plan que les ha salido redondo a los sediciosos… y que esperemos que no vaya a más, por la viabilidad de todos. Esperaron su oportunidad y, ahora, se cobran el apoyo a sabiendas de que Pedro Sánchez es un títere político condicionado por la flaqueza representativa de su Gobierno. De ahí que cuando Quim Torra dice que no renuncia «a ninguna fórmula para alcanzar la autodeterminación», no haga más que completar un plan diseñado con detalle y anterioridad. Sólo necesitaban un presidente al que chantajear y, para fortuna de sus intereses, consiguieron al más débil de la historia reciente de España. Por lo tanto, si la moción de censura no era una conspiración, se parecía mucho. La prueba es que por más que se recrudece el día a día de Cataluña, ni hay más refuerzos policiales ni atisbo de un nuevo 155. Los separatistas sabían en quién se apoyaban.