Los retos del Gobierno de la Comunidad de Madrid

Los retos del Gobierno de la Comunidad de Madrid

Esta semana, PP, Ciudadanos y Vox votaron a favor de la investidura de Isabel Díaz Ayuso como presidenta de la Comunidad de Madrid, tras las dos jornadas en las que se desarrolló la investidura. El primer día, se produjo la intervención de la candidata y el segundo, el debate y la votación.

Atrás quedaban muchas semanas de negociación, tras las cuales Ciudadanos y Vox, aunque fuese a través de la relación de cada uno de ellos con el PP, fueron limando sus diferencias, que no son tantas, y llegaron a un entendimiento para apoyar a Isabel Díaz Ayuso. Los electores habían sido claros al dar una mayoría relativamente holgada al bloque de centro-derecha, pues si la mitad de una cámara de ciento treinta y dos diputados es sesenta y seis, el centro-derecha cuenta con dos diputados más, hasta contabilizar un total de sesenta y ocho.

El gobierno que nace fruto de estos pactos estará formado, por primera vez en la Comunidad de Madrid, por más de un partido, ya que en 1991 el presidente Leguina gobernó con el apoyo parlamentario de Izquierda Unida, pero sin que entrase a formar parte de su ejecutivo. Esto, sin duda, constituye todo un reto, al igual que los necesarios acuerdos parlamentarios en los que habrá de participar Vox para garantizar que la mayoría parlamentaria se materialice. Por eso, más allá de la lógica dialéctica que en un debate como el de investidura puede haber, los partidos que conforman el ámbito liberal-conservador tendrán que ponerse de acuerdo en los asuntos que deseen llevar adelante, pensando en el beneficio de los madrileños y, vía la solidaridad interterritorial de la Comunidad de Madrid, en el de todos los españoles.

El gobierno que liderará Isabel Díaz Ayuso tiene grandes retos por delante, muchos de los cuales los narró la ya presidenta investida: seguir apostando por la libertad, por los impuestos bajos, por la educación de calidad y por la excelencia sanitaria, entre otras cuestiones. Y todo eso, es posible que tenga que llevarlo a cabo en un entorno de importante desaceleración económica, con un Gobierno de la Nación que puede tener la tentación de asfixiar a la Comunidad de Madrid, como ya hizo en el pasado, y con contestación en algunos sectores que puede que agite la izquierda. No obstante, la determinación debe ser rotunda para aplicar el programa de reformas que, en el margen de sus competencias, anunció Ayuso.

Además de bajar impuestos, que es esencial, y de ser eficientes con el gasto, administrando de la mejor manera posible cada céntimo de dinero público, el nuevo gobierno habrá de estar vigilante con el cumplimiento de la estabilidad presupuestaria, pues muchas veces, en épocas de bonanza el gasto se va incrementando de manera imperceptible pero importante al agregarse el resultado tras varios años y, cuando menos nos damos cuenta, los ingresos sobre los que se ha construido ese aumento del gasto se desvanecen si no en todo, sí en gran parte, y eso puede provocar un desajuste en las cuentas que hay que evitar.

Es importante, por tanto, que esa línea de impuestos bajos, gasto eficiente, reformas profundas y cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria -déficit y deuda- se garanticen, tal y como destacó la nueva presidenta, porque esa acción estará inspirada por la línea liberal-conservadora que se ha aplicado en la Comunidad de Madrid desde 1995. De esa manera, podrá continuarse dicha actuación con el gobierno de Ayuso. Si así se hace, se tendrá bien preparada la economía para crecer más que la media en los momentos alcistas del ciclo económico y resistir mejor que la media cuando la economía se ralentice. Hay trabajo por delante, pero a buen seguro que la Comunidad de Madrid podrá seguir siendo ese oasis frente a las políticas intervencionistas de la izquierda, demostrando que con gasto eficiente, impuestos bajos, libertad económica y cumplimiento de los objetivos de estabilidad presupuestaria, se puede ofrecer los mejores servicios a los ciudadanos y aumentar más su prosperidad.

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