Red ferroviaria española: de envidia del mundo a hazmerreír mundial

Un día es una catenaria y otro un problema en la vía, pero lo cierto es que este Gobierno ha sumido al sistema ferroviario español -no hace tanto envidia del mundo, especialmente por el AVE- en un gigantesco caos. Y como no tienen argumentos la respuesta es la que expresó la ministra de Hacienda cuando creía que no estaba siendo grabada por las cámaras: «Esto no es normal». Pues claro que no es normal, pero a diferencia de la tesis de María Jesús Montero de que aquí hay una mano negra, lo que hay es una supina y clamorosa negligencia en la gestión. Le echan la culpa a los operadores, especialmente Ouigo e Iryo, o al empedrado si se tercia, pero lo cierto es que los trabajadores de Renfe señalan a Adif , encargada de gestionar la red ferroviaria, como única responsable del caos. El problema está en la falta de recursos para mantener en condiciones una red que necesita urgentemente de una inversión en toda regla, porque se está quedando obsoleta. «Es como si en un aeropuerto la pista de aterrizaje no funciona. No es responsabilidad de las compañías aéreas, pero son las más afectadas», aseguran los sindicatos de Renfe.
Lo peor es que se ha generado un clima de inseguridad tal que cada vez más personas, usuarias tradicionales del tren, están empezando a buscarse vías de transporte alternativas ante el riesgo de quedarse varadas en mitad de la nada. Y eso es demoledor. Que los españoles desconfíen de la red ferroviaria y renuncien a viajar en tren por temor a un imprevisto es la prueba del nueve de que la sensación de situación crítica ha calado en la opinión pública. Y ante eso la respuesta del Gobierno es que «no es normal lo que pasa», sugiriendo que está siendo víctima de un sabotaje o de un complot a gran escala. Lo de siempre, vamos. La típica salida del gestor incapaz que no tiene argumentos.