Rafa, no les jodas
Nunca es buena idea que el capitán del barco tenga en contra a los marineros, porque a unas malas le pueden montar un motín y tirarle por la borda. Está claro que a Benítez se le dan mejor las pizarras que las personas, pero es imposible gobernar un vestuario si tienes a media plantilla que fuma en pipa y no la de la paz, precisamente. Si, a más a más que diría un catalán, enfadas a los remeros que tienen los mejores brazos para bogar –Cristiano, Ramos, Benzema o James– el naufragio lo tienes asegurado, Rafa.
Pero no hablemos de motines de vestuario, hablemos de fútbol. “Hala Madrid, juegas en verso, que sepa el universo cómo juega el Madrid”, decía una de las estrofas del himno del centenario que cantaba imposible Plácido Domingo. Seguro que si aquella temporada Rafa Benítez hubiera estado en el banquillo del Bernabéu, el compositor, José María Cano, hubiera tenido que cambiar la letra, por una como esta:
Como su equipo no juega
lo que se dice un pimiento,
tira Benítez de números
para avalar rendimiento.
Que si no nos hacen goles,
que si íbamos los primeros,
que si en lugar de un equipo
parecemos un ejército.
Que si mis chicos trabajan,
que si tenemos lesiones,
que si ves a la defensa
parece de Silestone.
Pero el Bernabéu bosteza.
Y es que aburrir a los socios
es delito, no es proeza
y siempre fue un mal negocio.
La debacle de Sevilla
con el Clásico a la vista,
de sorpresa no nos pilla,
casi que estaba prevista.
Como el Madrid de Benítez
no empiece a jugar bonito,
Rafa no llega al turrón,
ni a cantar los villancicos.
Cristiano anda mosqueado,
Bale se entrena entre algodones,
James no atiende a razones
y Benzema está imputado.
Ramos arriesga infiltrado
porque le sobran cojones,
y el Madrid sin sus galones
juega como acomplejado.
El Barça llama a la puerta
del Bernabéu con las ganas
de llevarse por delante
al Madrid de Keylor Navas.
Y a Keylor todos rezamos
que no deje de parar,
y guarde la puerta a cero
de Suárez, Messi y Neymar.