¿Qué pasa con el móvil de Sánchez?
Como se han escondido en el silencio en relación con el acceso al móvil de Sánchez por parte de Marruecos (Pegasus), nada tiene de extraño que los mejores observadores de la realidad política se anden preguntando –a la vista de los acontecimientos posteriores- qué demonios pudo encontrar Rabat para que, además, de la entrega del Sáhara a la potencia magrebí, los socialistas españoles se hayan opuesto a condenar al país de Mohamed VI ante flagrantes violaciones de libertades básicas y derechos humanos.
Nunca han explicado nada, más allá de increíbles declaraciones de uno de los jefes del PSOE en el Parlamento Europeo, el canario Juan Fernando López Aguilar, ex ministro de Justicia con Rodríguez Zapatero. El mismo que arremete contra el húngaro Orbán (con toda razón) ha venido a decir que Marruecos es un país muy serio con el que no se puede andar con bromas. Justamente, cuando este nombre aparece de una manera u otra en la investigación que se lleva a cabo a propósito del Qatargate.
La impresión generalizada entre esos mismos observadores es que hay algo gordo que nos ocultan. Parecen estar de los nervios. Se pongan como quieran, al final, los españoles y la opinión pública europea y mundial, acabarán por enterarse de todo ello, incluido el móvil del presidente del Gobierno. Pudiera ser que se trata del secreto de la esfinge, pero que lo digan, si puede ser en el Congreso de los Diputados, mejor que en otro sitio.
Están sucediendo cosas extrañas en relación con Marruecos, cuyos dirigentes saben mejor que nadie el estado de necesidad en el que se encuentra el primer ejecutivo de la Nación Española. Y son maestros en sacar tajada de esas circunstancias.
La cosa es sencilla, señor Sánchez- ¿cuál es la razón para que el PSOE haya sido el único partido del Grupo Socialdemócrata que votó en contra de condenar a Marruecos por sus violaciones?. De paso, ¿Por qué entregó el Sáhara? Ya va siendo hora de tener una respuesta limpia, por una vez.