La política explicada a un extraterrestre

La política explicada a un extraterrestre
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Antes de que se baje de la nave, déjeme que le ponga al día respecto a nuestra clase política. El país lo gobierna el partido de los poderosos. Representan a una élite económica y social que piensa que todo les pertenece, aunque con cierta picardía decidieron autodenominarse populares (del pueblo, para que usted me entienda). El pasado fin de semana sin ir más lejos se reunieron en una especie de caja mágica para aplaudirse a sí mismos, y no les faltan motivos de celebración: han abaratado el despido, facilitado desahucios, desfalcado las arcas públicas, exprimido a la clase trabajadora y tienen cientos de causas pendientes por corrupción. Aún así, son con diferencia los más votados, así que tienen motivos para celebrar.

Luego está el partido de los cómodos. En los últimos cuarenta años han sido la otra cara de la moneda, pero llevan un tiempo que ni ellos mismos se reconocen. Acordaron legalmente con los poderosos dar prioridad al pago de la deuda a los bancos por encima de cosas como el abono de las pensiones o las ayudas a los más necesitados. Estos sí que perdieron adeptos, tantos que desde hace meses no tienen ni líder. Ahí están, intentan aparentar preocupación, pero se les ve muy tranquilos.

Surgieron también dos partidos nuevos: el de los guaperas y el de los intensos. Los guaperas son como los poderosos pero más jóvenes, más estilosos y con muchas caras bonitas. Su política económica haría sonrojar incluso al bróker más agresivo. ¿Que qué es un bróker? Un señor que se dedica a comprar y vender cosas que no existen y de paso se hace rico. Los intensos odian a los guaperas y a todos los demás. También se han reunido este fin de semana –en un sitio que se parece mucho a su nave, por cierto–, aunque estos andan a garrotazos. El día que entraron en el Congreso vestidos como la gente normal, hubo muchos ciudadanos que respiraron aliviados. Los intensos generaron ilusión en tiempo récord, pero fueron aún más veloces a la hora de arrebatar la esperanza a gran parte de sus seguidores.

Mención especial para los ariscos. Representan a dos regiones que no quieren cuentas con el resto del país. Los ariscos alzan una mano para reclamar la autodeterminación mientras con la otra cogen el dinero del gobierno central con las mismas ganas que un niño agarra un puñado de caramelos. Estos son nuestros representantes. ¿Que qué opina el presidente de la situación? Sigue en su hamaca viendo cómo sus adversarios se despedazan. Si mueve un dedo, será para cambiar el canal del televisor o encender un puro, aunque esto último no se descarta que lo haga otro por él. Nada, hombre, no se preocupe. Entiendo que no quiera bajar de su nave después de esto. Lo mejor es que salga zumbando antes de que le pongan una multa por mal estacionamiento. ¿Qué qué son las multas? Eso mejor se lo explico otro día.

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