Las pensiones: reforma o colapso

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La realidad del sistema de pensiones español no es otra que el hecho de que el sistema está quebrado, aunque todavía no se perciban todos sus efectos, gracias al tiempo en el que se ha empleado el fondo de reserva que se creó durante los gobiernos del presidente Aznar, la deuda que emite el Tesoro para cubrir el déficit de la Seguridad Social y el bajo tipo de interés de ésta durante años, debido a la inundación de liquidez que aplicó desde 2012 y durante una década el Banco Central Europeo (BCE) y que ahora se ha terminado, añadiendo un nuevo elemento de insostenibilidad al sistema.

Esa es la senda por la que el Gobierno de Sánchez quiere que nos metamos y que, de hecho, nos está introduciendo con su enorme error de volver a ligar las pensiones a la inflación, y revalorizarlas al 8,5% en 2023 y al 3,8% para 2024. Si ese incremento se mantiene en el entorno de un objetivo de inflación del 2%, basado en el objetivo de precios del Banco Central Europeo, el desequilibrio permanente estará asegurado. Si la inflación persiste por encima de ese nivel hasta, al menos, 2025, el quebranto será todavía muy superior.

Pero es que aunque el Gobierno no hiciese nada pernicioso ahora y no ligase las pensiones a la inflación, el sistema está matemáticamente quebrado, porque no hay suficientes cotizantes que compensen los nuevos pensionistas que se van incorporando. Si a ello añadimos que las medidas de la reforma Sánchez-Escrivá sólo van a generar más desempleo en el medio y largo plazo, las cotizaciones a la Seguridad Social terminarán disminuyendo, con un nuevo roto y un desequilibrio todavía mayor en las ruinosas cuentas de la Seguridad Social.

De esa manera, podemos ver cómo en los últimos diez años el número de pensiones se ha incrementado en casi un millón, sobrepasando ya los diez millones de pensiones. Además, como las carreras han sido más largas y exitosas, los nuevos pensionistas disfrutan de unas pensiones mayores, que hace que la partida de pensiones se haya incrementado en más de 4.000 millones de euros al mes en los últimos diez años.

Así, si la pensión media de jubilación era de 987,48 euros mensuales en 2013, ahora es de 1.378 euros, un 39,55% más en estos diez años, y salvo desde noviembre de 2020, el resto del período no ha habido inflación -incluso en algunos momentos fue negativa-.

En cuanto al número de pensionistas, también se incrementa de forma importante, coherente con el aumento del número de pensiones, de manera que hay más de 700.000 pensionistas más que hace diez años.

Eso marca un incremento importantísimo del número de pensiones, como dije antes, que al no haber tantos cotizantes que los reemplacen en el mercado laboral genera un déficit crónico en el sistema.

Esto hace que pese a que la recaudación de las cotizaciones a la Seguridad Social hayan crecido, la presión del gasto es tal que la deuda de la Seguridad Social a octubre de 2023 se situaba en 106.170 millones de euros. Esto es preocupante, porque como la Seguridad Social es deficitaria, ha de recurrir al endeudamiento. Hasta hace poco más de un año y medio, al vivir en una época de tipos nulos, el endeudamiento sufrió una anestesia que nos mantenía en un mundo irreal, pero en cuanto el BCE ha comenzado a subir tipos, supone un nuevo desequilibrio, no sólo en la Seguridad Social, sino en el conjunto de deuda de las administraciones públicas.

De esta forma, por cada punto porcentual que se incrementen los tipos de interés de la cartera media de deuda, supondrá un coste anual sobre el stock de deuda pública de 10.000 millones de euros. En el caso especial de la Seguridad Social, por cada 1% de déficit que tenga, cada punto de subida de tipo de interés incrementará su déficit en 100 millones de euros anuales sólo por el nuevo endeudamiento, que si lo calculamos sobre los más de 100.000 millones de deuda acumulada en la Seguridad Social (106.170 millones en octubre de 2023, según las estadísticas del Banco de España), el sobrecoste por cada punto porcentual de incremento de los tipos de interés se elevará a 1.000 millones de euros anuales.

Y mientras, la reforma Sánchez-Escrivá empeora la sostenibilidad del sistema, aumentando el gasto y comprometiendo todo a una subida permanente de los tipos de cotizaciones a la Seguridad Social que perjudicarán a la economía, no consiguiendo su propósito de una mayor recaudación, agrandando el déficit del sistema.

Todo ello, nos lleva a un escenario muy complicado para el conjunto de la economía española, donde hace falta que se acometan reformas estructurales, pero especialmente delicado para el sistema de pensiones, en el que no se dice la verdad. Es imprescindible abordar con urgencia una verdadera reforma del sistema de pensiones, que lo saque del debate político y que preserve la viabilidad del sistema, porque, de no hacer nada, colapsará, y con medidas como la de la indexación de las pensiones al IPC en la que reincide de nuevo el Gobierno, acelerará el problema.

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