Pena y miedo de ministro

Pena y miedo de ministro

El lema del tatuaje que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, lleva en su muñeca reza así: «Ni pena ni miedo». Pues bien, el nuevo reglamento antitatuajes que su Departamento tiene previsto aplicar a los agentes de la Guardia Civil permite sólo aquellos que estén situados en el lugar donde lo lleva el ministro. En las manos o el cuello, por muy pequeños que sean, quedarán terminantemente prohibidos, debiendo los agentes quitárselos, sufragándose ellos el coste, antes de un año. El Consejo de Estado tiene pendiente emitir un dictamen sobre la polémica norma del ministerio. Es decir, los límites de lo permitido los marca el tatuaje de Grande-Marlaska.

Parece evidente que los agentes no puedan llevar imágenes o lemas que atenten contra los valores constitucionales, pero lo que representa un ataque intolerable a la libertad individual de los guardias civiles es que el límite de lo asumible venga marcado por el tatuaje del ministro, porque eso supone una imposición que atenta contra los derechos más elementales de los miembros de la Benemérita. ¿Quién puñetas es Marlaska para obligarles a quitarse los tatuajes? Es curioso que lo que pretenda el ministerio sea prohibir todos aquellos que sean visibles aún llevando el uniforme oficial, porque cuando llevan uniforme de verano -manga corta- el tatuaje que adorna la muñeca del ministro sería perfectamente visible. Sin embargo, los de la muñeca valen, pero en la palma de la mano, por ejemplo, no.

La normativa, que Marlaska trató de sacar adelante en 2018 pero que dejó aparcada por falta de consenso y por la polémica interna que generó, fue recuperada este 2021, lo que ha llevado a la Asociación Unificada de la Guardia Civil a anunciar que recurrirán a los tribunales en caso de que Grande-Marlaska mantenga la redacción de la norma que envió para su consulta al Consejo de Estado. Parece evidente que la obsesión enfermiza del ministro contra la Guardia Civil alcanza tintes surrealistas. El lema del tatuaje de su muñeca es «ni pena, ni miedo». Pues a tenor de su fobia contra la Benemérita, las dos cosas, Marlaska: pena y miedo de ministro

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