Page miente: miles de mamografías bajo sospecha en Castilla-La Mancha
La clínica contratada por el Gobierno socialista de Castilla-La Mancha para efectuar las pruebas de cribado de cáncer de mama en Talavera de la Reina cerró, de un día para otro, a finales de mayo y, desde entonces, miles de mujeres han tenido que esperar a que una nueva empresa se encargara de llevarlas a cabo, junto al hospital de Talavera. Ese proceso ha tardado cinco meses, un tiempo en el que 3.000 mujeres quedaron a la espera de las pruebas diagnósticas con el consiguiente riesgo para su salud. Por si eso fuera poco, el Gobierno castellano-manchego, pese a lo manifestado por Page, desconoce si a las más de 4.000 mujeres que se sometieron a las pruebas antes del cierre de la clínica les notificaron debidamente el resultado de las mismas. De ahí la razón por la que ahora están investigando este aspecto clave. No es verdad que todas hayan conocido el resultado de las mamografías, como aseguró García-Page, porque si así fuera, no tendría sentido que ahora se estuviera revisando el proceso para determinar si la comunicación del resultado existió y hasta si las mamografías se realizaron correctamente. La verdad es que cada día que pasa las sombras de duda se hacen más espesas y crece la dimensión de un escándalo que el Gobierno socialista de García-Page está tratando, inútilmente, de minimizar.
De forma paralela, el Ejecutivo autonómico ha mantenido un déficit de plantilla de radiólogos del Hospital de Talavera: tiene nueve plazas asignadas, pero sólo siete cubiertas y, en el colmo del absurdo, dos de los radiólogos están desplazados en Toledo y cubren en dicho lugar sólo las guardias. En suma, que cuando más falta ha hecho, estos facultativos no han sido reforzados. Una cadena de decisiones incomprensibles en un momento especialmente delicado. Inexplicable. La realidad es que, hoy por hoy, el Gobierno de Castilla-La Mancha no es consciente de la dimensión del asunto, y todo está en revisión. En suma, que están perdidos y a remolque de los acontecimientos. Desde luego, la mayor verdad es que García-Page faltó a la verdad cuando dijo que estaba todo controlado. Nada más lejos de la realidad.