El ‘molt honorable’ pijama de rayas

El ‘molt honorable’ pijama de rayas
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Desde que empezó a trincar el molt honorable clan de los masones catalanes, nuestra ágil Justicia sólo ha tardado tres décadas y pico en encasquetarle el pijama de rayas al hereu de la banda criminal. Esos mismos treinta largos años costó meter entre rejas al capomafia de Chicago, Al Capone, por evasión de impuestos, asunto del que sabe un huevo la egregia y muy provinciana saga de los Pujol Ferrusola. El juez De la Mata, que viene de echarle los cerrojos a Jordi II, aunque sólo fuese por paralelismo, debería ser comparado con Eliot Ness, mereciendo tal metamorfosis mil felicitaciones. Esta tesis les parecerá barroca, pero lo barroco de verdad es no parar de robar de manera tan ostentosa durante tanto tiempo.

La encarcelación del pepero Ignacio González ha abierto la veda. Ya es factible atrapar corruptos a mansalva. Los alaridos falangistas que creíamos soterrados renacen en su tumba, recordándonos la arcaica muletilla: “¡Pujol, ladrón, masón, patriarca de la sedición, amo de la  corrupción, púdrete en prisión!”. Ningún rap mejoraría la cantinela, ni adivinador alguno se atrevería a poner en duda que la cuadrilla en bloque de los Pujol Ferrusola acabará vistiendo, de no torcerse la tendencia, el molt honorable pijama de rayas. ¡Dios lo vea! Que el orbe civilizado no ha visto mayor tribu de mangantes, pues el fruto de sus rapiñas repartidas en exóticos paraísos fiscales, supera los 3.000 millones de €, sustraídos a sus propios coterráneos a través del 3%, millones todos aportados por el Estado español para que Cataluña tuviera, a pesar de sus traiciones, bienestar.

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