La mejor Policía del mundo tiene que decir «¡basta ya!» a Marlaska
El contenido del vídeo que publica OKDIARIO no admite ningún género de duda. Una patrulla de la Policía Nacional, integrada por seis agentes, entra en un domicilio de Palma de Mallorca después de que, supuestamente, un vecino alertara de una posible fiesta. La conversación que mantienen los agentes con uno de los jóvenes es reveladora de un comportamiento absolutamente irregular. Obviamente, los policías están sujetos a las órdenes de sus superiores. Cumplían órdenes, pero su actuación presenta aspectos inquietantes. Primero, porque acceden a un domicilio y se resisten a abandonarlo, sin tener autorización judicial, cuando el propietario les niega el permiso para permanecer en su interior. Segundo, porque los policías les piden identificarse dentro de un inmueble cuando ya el dueño les ha reiterado que abandonen el piso. Tercero, porque los agentes tratan de impedir que el propietario cierre la puerta de la casa, una vez que son instados a abandonarla.
Alguien podría considerar que estamos ante un caso aislado y que el incidente es un error de un grupo de agentes que se excede en el desempeño de sus funciones. Podría ser, pero lo acontecido en Palma de Mallorca se enmarca dentro de un contexto más amplio. El Ministerio de Interior de Fernando Grande-Marlaska parece decidido a utilizar el estado de alarma como coartada para cercenar derechos y libertades consagrados en la Constitución. Un ejemplo lo tenemos en la desproporcionada presencia policial en las protestas contra el Gobierno de Pedro Sánchez que desde hace días se suceden en el centro de Madrid. El argumento de la Delegación del Gobierno es que los manifestantes están incumpliendo el estado de alarma al no respetar la distancia de seguridad, pero, si bien es obligado recordar que la norma obliga a su acatamiento por una elemental cuestión de seguridad, lo cierto es que el número de efectivos policiales parece orientado claramente a neutralizar cualquier atisbo de protesta contra el Ejecutivo socialcomunista.
A medida que el estado de alarma se prolonga, la actuación del Ejecutivo se va alejando de los estándares propios de la democracia y el Estado de Derecho. El ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, juez de profesión, parece haber olvidado que la libertad de expresión y de manifestación no pueden ser confinadas aprovechando la situación de excepcionalidad que estamos viviendo.