La legislatura del cambalache

La legislatura del cambalache

¡Adentro! Comienza la danza y vuelve el tango, el género musical más golfo por antonomasia. Basta barajar los siglos XX y XXI para que el argot rioplatense, originario de los bajos fondos de Buenos Aires y Montevideo, reviva laureles y saque a la palestra violines, bandoneones, piano y contrabajo, recordándonos una época que se parece mucho a la nuestra y a la que apodaremos la Legislatura del cambalache, pues cambalache significa “intercambio de cosas hecho con malicia o con afán de ganancia”. Tras los resultados del 28-A, el poder político saca a España a subasta en busca del mejor postor que apoye sus indecencias futuras.

El antológico tango “Cambalache”, de Enrique Santos Discépolo, cuya letra envolvió al tango en “un pensamiento triste que se baila”, predijo lo que sucedería. Recuerden estas estrofas: “El mundo fué y será una porquería, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil también, que siempre ha habido chorros (ladrones) maquiavelos y estafáos, contentos y amargáos, valores y dublé (falsos). Pero que el siglo XX es un despliegue de maldá insolente, ya no hay quien lo niegue, vivimos revolcaos en un merengue y en el mismo lodo, todos manoseaos. Hoy resulta (s.XXI) que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso o estafador”.

¡Adentro! Prosiga el fabuloso tango que augura el loco trapicheo que viene. “¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos, ni escalafón, los inmorales nos han igualao. Si uno vive en la impostura otro roba en su ambición, da lo mismo que sea cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón. Qué falta de respeto, qué atropello a la razón. ¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón! Los obscenos políticastros de Villa Tinaja y otros separatistas que acudirán a la puja anunciada por el tipo que ostenta el poder, verán recompensadas sus traiciones a España. Mientras los demás ciudadanos, veremos la ruina a ritmo de tango y bandoneón.

Si el tango es un triste pensamiento que se baila, ¿qué sórdido futuro no nos sorprenderá durante la Legislatura del cambalache? Deprime sólo pensarlo.

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