Iglesias y las Montero, el motín de las cabras

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A Sánchez no le temblará el pulso, llegado el caso de que tenga que quebrantar la Constitución, para seguir en Moncloa alimentando a su rebaño de cabras. Tal bailarín, amigo de remedos, ha reconvertido el mambo, ritmo originario de Cuba, en un “mambo para mamones”. Así estimula a sus tribus ladronas -bolcheviques, separatistas, etc.,- que sólo buscan enriquecerse a costa de arruinar a España y que, a cambio, sostienen a un inepto en el poder. Nuestro destino está en manos de animales de corta talla intelectual, con cuernos arqueados, ágiles y decididos a escalar. Al macho alfa le llaman cabrón y a las hembras, chivas. Hoy saltan a escena, al son de maracas, bongós y congas, Iglesias, las Montero y sus delirios.

Mª Jesús Montero e Irene Montero están como cabras, brincan como chivas de roca en roca, de indecisión en indecisión, pues sólo saben mentir. La portavoz(a) y la cajera del Ministerio de Igualdad, no dan el pego ni siquiera en el esquizo-psicopático gobierno del presidente. Más que ministras, son menestras con pobres condimentos. Las dos, por toscas, no merecen formar parte de un guiso tan especial. Pero ahí están, lanzando proclamas políticas, sin pies ni cabeza que, por disparatadas, tanto dañan a la gente. Marisu, a la que el escritor más leído de 2019 y miembro de la RAE Arturo Pérez Reverte, excusó, sin olvidar hacerle un retrato: “No confundan el acento andaluz de la ministra, con la vulgaridad y bajunería expresiva. Cada cosa es cada cosa”. Hay que tener clase y ser muy inteligente para denigrarla, sin que la ministra se entere y admita la pulla como un halago. Todas las cabras nacen idiotas y sufren constantes recaídas.

¿Y qué decir de la chiva que antes enardecía al cabrón, hasta que el promiscuo macho Alfa de Podemos se dejó atrapar en el triángulo de las Bermudas? Allí acabó el furor revolucionario entre las tres veces infectada Irene y su Ché Guevara de pacotilla. Tras 42 días de confinamiento la desplazada no halló un minuto para pensar, de lo contrario no habría salido de su reclusión soltando sandeces: “Para muchos hogares, en gran parte “monomarentales”, cada día que pasa sin ayuda, es un día sin comer”. Iletrada y por tanto inculta Irene Montero, no confundas los cuernos con los neologismos de todo a cien que inventáis los comunistas. Si engañáis, merecéis que os engañen.

Las chivas locas y el malvado cabrón, al que le da igual disfrazarse de samaritano que de verdugo, porque es más falso que el beso de Judas, se han amotinado contra Sánchez. Los tres cabrunos, viendo que el presidente es un hombre indeciso, suave, por no decir blando, sabiendo que no controla la brújula, ni sabe qué hacer, ni qué rumbo tomar, ni a quién embarcar en esta maldita odisea que le ha tocado presidir. Señor presidente, apague el motín de las cabras, no se fíe de sus fieles y si su intención es permanecer en Moncloa, hable con el Rey y con Casado, dos personas honestas que le ayudarán a sacar a nuestro país de la hecatombe en la que nos encontramos.

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