Franco resucita ante el 28M
Dicen los que siguen el eje Moncloa/Ferraz que la orden impartida a los candidatos municipales y autonómicos socialistas –los morados van detrás de sus propios traumas- ante la campaña que ya está encima es recordar constantemente que en España existió un señor apellidado Franco que era malo/malísimo y que se ha reencarnado en la muchachada del PP y Vox.
La idea de pasearlo en helicóptero desde el Valle de los Caídos a Mingorrubio fue algo de la factoría Redondo, que luego fue echado a patadas por el jefe tras servirle con babosidad y genuflexiones. Ahora, por ahí le tienen buscando trabajando –los 176.000 euros que cobró del ex tesorero del PP, Luis Bárcenas, se le deben haber acabado- y dando el turre en periódicos y televisiones.
Franco y su familia deben estar sumamente agradecidos a la izquierda, específicamente a Sánchez, porque mientras una mayoría de la población (han pasado 43 años de su muerte) no logra situarle con exactitud en el mapa de antaño, los zurdos se empeñan en ponerle de moda en el candelabro. Cualquier mediano observador de la cosa tendrá la tentación de concluir que les deberá ser rentable invocar su memoria porque de lo contrario nos conduce directamente a lo absurdo. No. Se trata del recurso al miedo, al fantasma, al invoque de los demonios familiares. ¿Razón? La izquierda lleva treinta años gobernando el país que gobernó Franco cuarenta y todo el mundo sabe lo que son capaces de hacer. Punto.
Meter en una campaña electoral local y regional a Franco es un recurso desesperado y un reconocimiento de su estrepitoso fracaso. Los españoles de hoy demandan soluciones a sus problemas de hoy –trabajo, vivienda, libertades, orgullo de pertenencia a una gran nación, democracia real, etcétera-porque el pasado, pasado es, aunque todavía no esté escrito, que lo está. El recurso al miedo de la izquierda cuando ve peligrar sus posiciones de poder no es algo nuevo por estos lares. Ahora vuelven a utilizar un manual muy añejo; lo puso en práctica Felipe González cuando el PP le pisaba los talones y volvió a escenificarlo Zapatero (con toda su bobería), seguido de Rubalcaba y demás compañeros mártires.
La conclusión de todo ello es que socialistas/comunistas/independentistas y bilduetarras creen que esta sociedad, la de hoy, la nuestra, es como un niño a la que se puede embaucar con una piruleta llegada del mundo de los muertos.
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