Del sueño cumplido de Fidel a la espada mellada

Fidel Castro

Si Fidel Castro resucitara volvería a morirse otra vez. En esta ocasión de felicidad. Su viejo sueño equinocial para Iberoamérica (ellos prefieren decir Latinoamérica) se ha hecho realidad.

El panorama político/social que se puede retratar objetivamente en la mayor parte de los países de ese enorme continente (excepción hecha de Brasil) permite afirmar con justeza que ha sustanciado la vieja idea castrista “libertadora/comunista” con la que soñó hasta el mismo día de su muerte. Ello se ha podido contemplar esta semana en Bogotá, donde un veterano guerrillero/terrorista y viceversa se ha hecho con el poder y, además, hace ostentación un tanto obscena de ello. A diferencia de Fidel, el tal Petro se ha adueñado del palacio de Mariño mediante los votos de sus compatriotas, que no es poco, algo que nunca logró el viejo dictador cubano/gallego, porque jamás ofreció a sus súbditos tal posibilidad.

En efecto. El espectro político de la cuitada Iberoamérica es en estas circunstancias casi monocolor con fuertes trazos izquierdistas. Todos los movimientos neocomunistas en el poder tienen en el castrismo (con algunos leves matices) su punto de referencia. Si ello ha sido posible, sobre todo después de conocer el colosal fracaso de la “vía cubana”, habrá que preguntarse acerca de los porqués. Las derechas autóctonas –tan herederas (en lo peor) de Simón Bolívar como la izquierda y en determinados casos, aún más- con sus egoísmos, personalismos y su carencia de visión global, han posibilitado que mediante los votos populares (más ó menos) los pueblos de aquellas naciones hayan decidido que les gobiernen los herederos de Fidel y su “revolución”. No hay que olvidar, en modo alguno, a Washington y sus sucesivas administraciones, que nunca entendieron nada acerca de la América hispana ni les interesó entenderlo. Alguna zanahoria y mucho palo.

España, la antigua “madre patria”, ha sido extraordinariamente generosa, al menos a partir de la Transición democrática, con aquellos pueblos. Miles de millones de dólares en créditos jamás reclamados ni pagados. El soporte permanente en la Unión Europea, el respeto institucional a sus decisiones. Comprobamos el éxito aquí y acullá de quienes nunca creyeron en España –ni en su historia, ni en su presente y menos en su futuro- y que han logrado transmitir más allá de los mares una idea tan errónea como injusta sobre el rol histórico de generaciones y generaciones de españoles en Iberoamérica. Su traición de baratija –dos siglos después- es semejante a la de aquel criollo paranoico y acomplejado que prefirió venderse a Inglaterra por un plato de lentejas.

Y en esas estamos, mis queridos amigos. El futuro, en efecto, se presenta incierto, y escasamente luminoso.

PD. Karl Marx, el padre ideológico del comunismo, en carta fechada el 14 de febrero de 1858, definió a Bolívar de esta guisa: “El canalla más cobarde, brutal y miserable que he conocido…”.

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