La cueva de Alí Ferraz

Pedro Sánchez

Dice la simpática ministra de vivienda, Isabel Rodríguez, que «el libre mercado asfixia a las familias». No deja de tener su gracia el aserto ni más cuajo la bulócrata colocada. Que esta aseveración provenga de una miembro del gobierno que ha ejecutado más de ochenta subidas de impuestos a los ciudadanos en seis años de interminable mandato felón, incide en la idea de que en Moncloa sólo existe un ministerio y todos giran y bailan en torno a él: el ministerio de la verdad sanchista, contribución impoluta del régimen a la propaganda moderna que se ha implantado en esta democracia totalitaria con prestancia y denuedo, en colaboración con el activismo mediático e institucional de izquierdas.

Los datos, como de costumbre, desmontan el relato zurdo. España lidera el paro femenino y juvenil en toda Europa, y somos el territorio de la Unión donde más ha crecido el tamaño del Estado en términos proporcionales a la caída de la actividad emprendedora, el país que con más fruición asfixia a las familias con impuestos y, correlativamente, el que más ha sufrido el descenso en la calidad de los servicios públicos. Dos de cada tres euros que salen de los bolsillos de los españoles se dedica ya a sufragar esa estufa piramidal llamada pensiones, una costra de deuda pública que acabará aplastando a las futuras generaciones, cuyo problema mayor ya no será la vivienda, sino la subsistencia en un sistema podrido y sin capacidad de generar economía productiva, porque todo lo que se recauda se destina a pagar los salarios de organismos, observatorios y personal que pueblan el monstruo estatal.

Desde que el socialismo sin careta llegó al poder en España, el alza en los precios se ha disparado un 35%, y la inflación, con Sánchez al mando, está cada vez más incontrolable, a pesar de los mensajes y masajes del gobierno en sus canales bolivarianos de comunicación. Hacienda ha ingresado más de 11.500 millones de euros respecto a lo que recaudó en 2023, y aún esperan batir récords en 2025 en cuanto a saqueo fiscal. Ese afán recaudador se debe a la multitud de deudas políticas contraídas por el autócrata que todo lo quiere, en especial con sus socios de extrema derecha, Junts y PNV, cuyo peaje costará más de 20.000 millones de euros a la caja común. Por tanto, el libre mercado no es lo que atenaza el progreso económico de las familias españolas, como sostuvo la iletrada ministra, sino el Estado, y los partidos y bulócratas vividores de él, como su propio marido, quien pasó de panadero a ser colocado de directivo en una empresa energética, Solaria -que recibió 1.600 millones de euros de ayudas gubernamentales- justo cuando la ínclita Isabel Rodríguez entró en el Consejo de Ministros.

Lo que asfixia a las familias es la corrupción socialista. Lo que de verdad asfixia a los españoles es la grasa invasora del Estado, cada día más limitador de la actividad económica y la libertad que ella produce. Mientras uno ahoga, la otra permite respirar. El ejemplo de Argentina debe ser imitado con prontitud aquí en cuanto saquemos al socialismo empobrecedor y al zurderío amamantado de las instituciones. Lo que debe adelgazar no es el bolsillo del ciudadano, como hace todo burócrata con poder, sino del Estado. A menos sueldos que sufragar y chiringuitos que mantener, menos saqueo fiscal será necesario y el consumo crecerá cuando la renta del contribuyente no se destine, en dos tercios, a pagar sueldos, prebendas y deudas estatales. Si el ajuste lo sufre el Estado y no el ciudadano, la economía progresará de manera constante, como está demostrando Milei. Para ello, debe cumplirse el primer propósito, y con toda la vehemencia, firmeza y claridad posible, sacar del poder a los propietarios de la cueva de Alí Ferraz, esos okupas zurdos de la rosa nostra que están liquidando la democracia y esquilmando las arcas públicas mientras, puño en alto, llenan sus bolsillos de alegría dominicana y oro venezolano.

Coda: Mientras el mundo acudió a Notre Dame a rendir homenaje a las raíces del mundo libre, España declinó enviar representación a París por la bula comunista de un ministro inculto y sectario y un presidente con ínfulas bonapartistas. Europa no se entiende sin la Cristiandad ni Occidente se configura sin la contribución sustancial del pilar cristiano, por mucho botarate comunista travestido de ministro iletrado al que moleste tal hecho histórico y por mucho presidente ilegítimo de gobierno que quiera jugar a jefe de Estado.

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