Cuando Europa pone de rodillas a un Gobierno a la deriva

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Ha sido la semana del revolcón europeo a Sánchez y su Gobierno. Podrán dar la versión que les convenga, pero esa es la realidad. Ya saben en Europa quién es Sánchez y cómo se conduce, pese a sus carantoñas con Von der Leyen. La eurodiputada alemana, Monika Hohlmeier, los trae a mal traer. Al frente de una delegación del Parlamento Europeo llegó a Madrid esta semana, como se había anunciado, dispuesta a poner la lupa de forma inmisericorde en la gestión del Gobierno acerca de diversos asuntos que preocupan en Europa y que acontecen aquí, sobre los que tienen cabal información con una descriptible preocupación.

Lo fundamental, parece ser, para los comisionados de Estrasburgo es conocer cómo se administra, gasta y emplea el dinero procedente de la Unión, asunto este que viene restregando el Gobierno por los morros ciudadanos y, específicamente, a la oposición y la prensa crítica. Pues bien, las sospechas sobre el descontrol de los fondos europeos se han confirmado durante su estancia en la capital de España, sobre todo, después de entrevistarse con la vicepresidenta económica y la titular de Hacienda. No parece que las presiones del comisario de Comercio y vicepresidente de la Comisión, el letón Valdis Dombrovskis, muy defensor de la línea política de Pedro Sánchez, para que la delegación «no apretase demasiado», hayan dado mucho resultado.

Los hombres de negro (y mujeres) venían con la cartilla leída. Tienen cabal idea del desmadre legislativo (malversación) y el carajal en la aplicación, distribución y control de los fondos que han llegado ya a España. Exigen más claridad, más transparencia, y a la vez la necesidad de consensuar con la oposición, que es como se hace en todos los países de la UE. Según informaciones procedentes de la delegación europea, no parece que, en concreto, la ministra de Hacienda, la acelerada María Jesús Montero, estuviera muy feliz en su comparecencia ante los europarlamentarios. Resulta imposible que lo estuviere, sencillamente, porque el Gobierno no ha hecho los deberes con la pulcritud que exige Bruselas. «Me preocupa -ha dicho Hohlmeier al abandonar España- dar millones de euros al gobierno español, mientras este rebaja las penas por malversación…».

También tocó el turno a la otra Montero, la señora del sí es sí. Aquí el revolcón fue aún más entusiasta. Doña Irene, erre que erres, se aferró a su ley, culpando ante las comisiones, una vez más, a los jueces. Tuvo su merecido porque varias comisionadas acusaron a la compañera de Pablo Iglesias de que las sentencias son productos sólo y exclusivo de su ley.
Tampoco se fue de rositas el orondo Escrivá. La Comisión Europea le viene apremiando a que presente un plan de reforma de las pensiones; ya por última vez ha sido advertido de que no hacerlo según los plazos dados entrará en espacio peligroso: España podrá ser sancionada con la máxima pena y habrá retenciones en la liquidez provenientes de las arcas comunitarias.

Resumiendo: semana horribilis para un Gobierno a la deriva, desnortado, incapaz técnicamente de encontrar fórmulas que debiliten la sensación ciudadana de lo difícil que se ha puesto sobrevivir en este país, en pelea continua y continuada entre los ministros y un presidente que sólo lo es de una parte del Ejecutivo. Comprendo el enfado del señor de los «videos humanizantes». Los de Europa, que tanto le preocupan, han conocido de primera mano el país que desgobierna. «Nos hemos ido sin saber a ciencia cierta cómo ejecuta el gobierno español el dinero que le enviamos». Punto y hasta dentro de unos días.

P. D.: Todo esto que se ha relatado brevemente en este post es la realidad. Si quieren ficción en mala prosa y manipulación, enciendan RTVE.

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