Escándalo internacional: este país paga más de 1.600 € al mes a jubilados que jamás cotizaron


Para muchas personas, la jubilación simboliza un merecido descanso tras años de esfuerzo y dedicación. Sin embargo, también puede despertar temores, sobre todo cuando la pensión no alcanza para cubrir las necesidades básicas o cuando los años trabajados no han sido suficientes para cotizar una pensión contributiva. En países como España, donde la preocupación por la sostenibilidad del sistema de pensiones crece año tras año, cada vez más ciudadanos miran hacia el futuro con incertidumbre.
Pero España no está sola; en Europa, la presión sobre los sistemas públicos de pensiones es cada vez mayor. En este contexto, algunos países, como Francia, ofrecen mecanismos sociales que garantizan ingresos mínimos incluso para quienes no han podido cotizar lo suficiente durante su vida laboral. Uno de los ejemplos más significativos es la Asignación de Solidaridad para las Personas Mayores (Aspa), que permite a algunos ciudadanos franceses alcanzar ingresos mensuales cercanos a los 1.600 euros sin haber acumulado los años de cotización que se exigen habitualmente.
Asignación de Solidaridad para las Personas Mayores (Aspa)
El modelo francés contempla una prestación conocida como Aspa (Allocation de Solidarité aux Personnes Âgées), pensada especialmente para personas de la tercera edad que, por diversas razones, no lograron cotizar lo suficiente a lo largo de su vida laboral. Esta ayuda, gestionada por el Estado, no se concede automáticamente, sino que se otorga en función de los ingresos del solicitante y su situación familiar. Su objetivo es claro: garantizar una renta mínima a los mayores que viven en condiciones económicas precarias.
La cuantía de esta asignación varía dependiendo de si la persona vive sola o en pareja. En el caso de un beneficiario individual, puede llegar hasta los 1.012,02 euros mensuales. Sin embargo, si se trata de una pareja, como por ejemplo dos jubilados que comparten vivienda, el importe puede aumentar hasta alcanzar los 1.605 euros al mes. Este sistema progresivo busca adaptar la ayuda a las necesidades reales del hogar y no penalizar a quienes comparten su vida con otra persona.
Para acceder a esta ayuda, no basta con ser mayor de 65 años. Entre los requisitos fundamentales que exige el Gobierno francés se encuentra el de la residencia habitual: es obligatorio haber vivido en Francia durante al menos nueve meses en el año anterior a la solicitud. Además, los solicitantes no pueden superar ciertos umbrales de ingresos anuales. Para una persona sola, el límite está fijado en 12.411,44 euros al año, mientras que para una pareja se eleva a 19.268,80 euros.
También se requiere haber agotado o solicitado previamente todas las pensiones o ayudas contributivas a las que el individuo pudiera tener derecho, tanto en Francia como en otros países. Es decir, la Aspa actúa como un complemento de último recurso, garantizando que ningún mayor quede totalmente desprotegido, pero sin reemplazar los mecanismos contributivos tradicionales.
Pensión no contributiva
Si comparamos este sistema con el español, encontramos diferencias notables tanto en la cuantía como en el enfoque. En España, existe la jubilación no contributiva, pensada para personas mayores de 65 años que no han alcanzado los 15 años mínimos de cotización necesarios para acceder a una pensión contributiva. Sin embargo, la cantidad que se percibe por esta vía es bastante inferior a la francesa: en 2025, se sitúa en 564 euros mensuales en 14 pagas, lo que suma un total anual de 7.905,80 euros.
Requisitos
Para acceder a la pensión no contributiva de jubilación en España, es imprescindible haber cumplido los 65 años. Esta prestación está dirigida a aquellas personas que, por diversas circunstancias, no han podido cotizar lo suficiente a la Seguridad Social para tener derecho a una pensión contributiva. Otro de los requisitos clave es carecer de ingresos suficientes.
Es decir, los solicitantes deben acreditar que sus recursos económicos no superan los límites establecidos anualmente, los cuales varían en función de si viven solos o conviven con otras personas. Además, es necesario haber residido legalmente en España durante al menos 10 años entre los 16 años de edad y la fecha de solicitud. De esos 10 años, al menos dos deben ser continuos e inmediatamente anteriores a la solicitud.
En 2025, la pensión no contributiva de jubilación en España se considera una prestación vitalicia, siempre que se mantengan las condiciones exigidas. Esta ayuda se percibe hasta el fallecimiento del beneficiario, aunque está sujeta a revisiones periódicas por parte de la Administración. En función de lo que se detecte, la pensión puede seguir igual, modificarse o incluso extinguirse si se incumplen los requisitos.
Uno de los motivos más comunes para perder esta pensión es superar el umbral de ingresos establecido. En 2025, el límite anual de ingresos personales es de 7.905,80 euros. Si el beneficiario convive con familiares, este límite aumenta según el número y grado de parentesco. Por ejemplo, si vive con dos familiares directos (padres o hijos), el tope de ingresos de la unidad familiar se eleva hasta los 47.434,80 euros anuales. Además, el beneficiario debe declarar sus ingresos y los de su unidad de convivencia durante el primer trimestre del año.