El Cacique fulero no se vacuna por ahora
En contra de lo que en un principio se quiso filtrar, el Cacique de la Moncloa, casi vecino de El Pardo, aplaza hasta marzo su pinchazo de Pzifer. Me dicen que lo ha decidido así porque el acto de la vacunación, con luz, taquígrafos y televisión en directo transmitiendo la heroica virtud estoica del Caudillo, podría perjudicar la propaganda masiva que se ha hecho de la llegada del RNA mensajero a nuestro país, y además, enfadaría muy mucho al personal que todavía no ha sido citada para la inmunización. Pero es que además el Cacique necesita saber cómo funciona la vacuna. Estos días los medios independientes, los pocos que quedan, están denunciando la arbitrariedad del Cacique Pedro a la hora de repartir las dosis y, lo que es peor, los dineros de Europa. El cacique se ha envuelto en una deleznable propaganda para disimular que España, la que él está destruyendo, figura en el penúltimo puesto de la la eficacia en la gestión de la crisis sanitaria y económica. Sobre esta última suele advertir el presidente de la CEOE que “estamos anestesiados por el Banco Central Europeo pero que está bicoca no va a durar indefinidamente”. El Cacique se ha apropiado de la vacuna, le ha robado la iniciativa y el pago a la presidente europea Úrsula Von der Leyen, y se ha presentado, con la mayor desvergüenza posible, como el autor del milagro científico más resonante de nuestra época. Un desahogado.
El aviso le trae exactamente por una higa a este Cacique que ahora se está aprestando a repartir su enésima especie tóxica que no es otra que ésta: “Hasta ahora hemos estado dedicados a que no se nos fuera un voto de los Presupuestos, pero ahora, ya en enero, todo será de otra manera”. Y para demostrarlo nada mejor que escuchar a Carmen Calvo asegurando que una cosa es lo que digan los demás, el Supremo sin ir más lejos, y otra cosa es lo que haga el Gobierno con los indultados de los sediciosos. Mienten y encima el Cacique Pedro intoxica sugiriendo que se va a preocupar directamente de demostrar de que cambia de ovejas en su impunidad de rebaño, y que va a trasladarse desde el radicalismo leninista de Podemos y los secesionistas de todo jaez, a escenarios más dignos, empezando, claro está, por los del teatrillo de la pobre Arrimadas. La líder de Ciudadanos ya se ha quitado absolutamente el antifaz y, sin que parezca enterarse nadie, ha pactado en Aragón con Lambán, y en Castilla-La Mancha con Page. Y por cierto mientras perpetra esos acuerdos, manda a sus cuatro fieles de cabecera a denostar al Partido Popular porque no quiere nada con ella.
El Caudillo observa y aprueba la nueva excursión de Ciudadanos, se lanza a una propaganda multitudinaria sin precedentes más que en él mismo, y eso sí, en una actuación de soberbia que horada el buen gusto de los españoles, se atribuye la invención y la donación de las vacunas y advierte que si éstas no llegan, como está sucediendo, a su debido tiempo, es porque el Gobierno de Europa (naturalmente regido por una líder popular) es un desastre y los de las comunidades autónomas, sobre todo, claro está, Madrid, traspasa todos los limites de la decencia política. Es decir; yo soy el rey, vosotros, la hecatombe. Y hablando del Rey auténtico y de su Dictador Pedro: ¿Cómo le habrá sentado a éste que Don Felipe le haya ganado por goleada con solo una intervención televisiva? Nunca diez millones setecientos mil habitantes soportaron en ningún momento las mentirosas y soporíferas homilías del Dictador de alarmas. Nunca. Chuscamente, un nostálgico del franquismo, un “cuñao” navideño para qué les voy a engañar, me decía con referencia a las trolas interminables de Sánchez: “Por lo menos Franco se contenía, nos pedía permiso para “entrar en la paz de nuestros hogares” y después de advertirnos de la conspiración judeomasónica” se marchaba con los vientos gélidos de El Pardo y nos dejaba en paz”. En eso tiene razón mi faccioso “cuñao”.
Tan mentiroso y falaz este Caudillo de pitiminí que ha contagiado, lo cual no es muy difícil según se constata, a este catalán paleto que atiende por Illa y que en dos párrafos ha emulado a su jefe y ha soltado sin que el tupé se le rice, dos embustes de tomo y lomo: el primero, de estirpe sanitaria. Se congratula con que allá por junio más del setenta por ciento de los españoles habrán/habremos despistado al maldito virus con la vacuna. Pero vamos a ver, Illa: ¿hay alguna razón para que los asfixiados contribuyentes creamos una sola palabra de este Gobierno de trápalos? El segundo embuste es rabiosamente político: resulta que tu patrón, Illa, el Dictador Pedro, está empleándose a fondo para sustituir al bailarín Iceta como número uno de los socialistas catalanes para que tú, su fiel siervo, que estás perfectamente informado de esa operación, hayas decidido imitar bochornosamente a tu jefe y en consecuencia hayas anunciado que “de ningún modo apoyaré un gobierno independentista”. Pero, ¿a quién intentas engañar Illa? ¿O es que no sabes que en Madrid estás en un Gobierno así, encima acompañado de rabiosos leninistas? Illa está acostumbrado a refrendar las falacias de su baranda: si hay que decir lo que haya decir para seguir, se dice y basta, y ahora está en mentir sobre las vacunas. Por ejemplo: ha tenido la descomunal desvergüenza de afirmar que las vacunas se las debemos a Sánchez; ni Franco tuvo la cara de proclamar que la penicilina era cosa suya y no de Fleming. Aquel dictador se sabía lo que era, no ocultaba su entraña totalitaria y autocrática, éste Cacique todavía continúa mintiendo y chuleando a los españoles, y además conduciéndonos a una república caribeña. Necesitamos vacunas contra ese bicho. Ahí lo dejo.
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