Borrell tiene razón: esta no puede ser la norma
La Unión Europea tiene que dar una respuesta conjunta, clara y coordinada al problema de la inmigración procedente de África. Tiene en las aguas del Mediterráneo un controvertido epicentro debido a los contextos de guerras inacabables que padecen en muchos países del continente africano. Si apelamos a los sentimientos y a la humanidad, resulta loable que España se haya ofrecido a acoger a los 629 tripulantes del barco Aquarius. Más, si cabe, cuando hay más de 100 niños entre el pasaje y el barco está al máximo de su capacidad. Esa emergencia humanitaria deber ser atendida, especialmente cuando el Gobierno italiano, de la mano del ultraderechista Matteo Salvini, se ha negado a que entraran en Italia. Sin embargo, un problema tan grave ha de analizarse fríamente para darle una solución lo más acertada posible.
En ese sentido, el ministro de Asuntos Exteriores español, Josep Borrell, tiene razón al insistir en que lo de este lunes debe ser «un acto simbólico, efectivo, que pretende poner de relieve frente al Consejo europeo la necesidad de que nos enfrentemos a un problema de todos». Un problema que, por mucha voluntad que haya por parte de algunos mandatarios, no se acabará si cada país actúa según su libre albedrío. Si Europa y sus estados miembros no se involucran de verdad, de nada servirán actos necesarios como el de este lunes, ya que el problema no cejará y, además, las mafias que explotan la inmigración clandestina se harán cada vez más poderosas.
Hasta ahora, Bruselas se ha lavado las manos en lo concerniente a este problema. Desde las altas instancias continentales insisten en que no tienen «competencias» para actuar. La realidad es que no existe una pauta clara. De hecho, y con la actual legislación en la mano, Italia no tiene la obligación de permitir el desembarco. No obstante, de manera contradictoria entre las distintas normas, sí podría incurrir en la violación de los artículos 2 y 3 de la Convención Europea de Derechos Humanos, que obliga a dar asistencia sanitaria a personas que lo requieran así como elementos de primera necesidad como el agua. Algo que el país gobernando por Giuseppe Conte sí ha cumplido. Resulta evidente que ante un problema tan grave no se puede actuar con semejante laxitud. En esto como en todo lo demás, la unión hace la fuerza. Pero para ello, la Unión ha de estar dispuesta y actuar de verdad.