¿Y los 134 israelíes aún secuestrados por Hamás?
Si, pongamos por caso, que no es el caso, pero bueno, me vuelvo loco y le endiño un puñetazo a un tipo de 1,95, con brazos del tamaño de mis piernas y encima campeón de artes marciales mixtas, e intento hacer lo propio con su familia no puedo esperar que me pida perdón o me tararee el «¡Let’s give peace a chance! [¡demos una oportunidad a la paz!]» de los hippies. Lo humanamente normal y justo éticamente hablando es que se revuelva, me propine una tunda de las buenas y me deje hecho un cromo. Y tampoco me podré quejar si cuando estoy tendido en el suelo me patea a modo y manera. Odio la violencia, me parece lo más desagradable del mundo, pero si te agreden tienes todo el derecho del mundo a defenderte.
Cuando actúas violentamente no puedes esperar que la víctima responda cual Mahatma Gandhi redivivo. No es la Ley del Talión, eso son cosas del medievo, sino una elemental cuestión de legítima defensa. Es lo que inicialmente hizo Israel tras ese Pearl Harbor que para ellos fue el 7 de octubre del año pasado en el que un blitz de Hamás dejó un reguero de 1.200 cadáveres y cientos de secuestrados. Las escenas eran dantescas: mujeres desfiguradas tras haber sido violadas y apaleadas, padres reventados a bombazos o a tiros delante de sus hijos, que posteriormente eran raptados, parejas descerrajadas a balazos de fusil de asalto, victimarios saqueando los hogares de sus víctimas y decenas de judíos trasladados por la fuerza a zulos en Gaza en siniestra metáfora de lo que fueron los trenes de la muerte de Hitler.
Quien pone bombas a traición, asesina indiscriminadamente, viola mujeres, degüella niños y rapta civiles es simple basura terrorista
Conviene subrayar un nada insignificante detalle que olvidamos con demasiada frecuencia: Hamás es una banda terrorista no emparentada pero sí coleguita del cruel régimen de Irán, que anoche atacó Israel. Que es una banda terrorista no lo digo yo, que también, está conceptuada así tanto por el Departamento de Estado americano como por la Unión Europea —pueden consultarlo en su Lista de Terroristas—. Y ni la primera potencia mundial ni los 27 son dictaduras sino democracias de incuestionable calidad. Más allá de categorizaciones oficiales figuran los incontrovertibles hechos: hablan y actúan como unos terroristas. Quien pone bombas a traición, asesina indiscriminadamente, viola mujeres, degüella niños y rapta civiles es basura terrorista. Ni más ni menos. Por mucho que las yolandas y los pedros de la vida los blanqueen no dejan de ser lo que son.
La respuesta de Israel está siendo brutal, cierto es, pero no lo es menos que el que dio primero fue Hamás. Lo primero es una guerra, lo segundo constituyó un múltiple acto terrorista. Con otra sutil diferencia añadida: el Estado judío es una democracia y en Gaza lo del Estado de Derecho, la libertad y la igualdad entre el hombre y la mujer es una entelequia porque directamente no existe. Me fascina contemplar a Yolanda Díaz, Irene Montero, Ione Belarra, Rita Maestre y demás feministas de pro alabar a Hamás o reunirse con ellos, más que nada, porque si vivieran en Gaza tendrían menos derechos que un perro, serían obligadas a vestir niqab, burka o hiyab en el mejor de los casos, tendrían prohibido mostrar los brazos, las piernas y los escotes y lo de estudiar o trabajar sería la excepción y no la regla.
Israel es un país democrático y en Gaza lo del Estado de Derecho, la libertad y la igualdad entre el hombre y la mujer directamente no existen
Desconozco si son ciertas las cifras que ofrece Hamás sobre el número de muertos provocados hasta ahora por la ocupación israelí de Gaza. Hablan de 32.000 pero ya sabemos que mienten más que hablan. También culparon al Estado hebreo del bombardeo de un hospital en la franja y luego resultó que los misiles los había lanzado la Yihad Islámica, primos hermanos de Hamás. En cualquier caso, son bastantes miles, eso resulta absolutamente incontrovertible. Esto es lo me lleva a aplaudir a Joe Biden por haber instado a Netanyahu a frenar la ofensiva que está arrasando Gaza y que está dejando cientos de víctimas colaterales como esos siete miembros de la ONG World Central Kitchen del chef José Andrés.
Dicho todo lo cual jamás podremos situar en igualdad de condiciones a Hamás y a Israel o a Yahya Sinwar y Benjamín Netanyahu porque por muchos líos demagógicos que nos hagan una banda terrorista y un Estado democrático no son lo mismo ni un presidente elegido por sus ciudadanos es igual ética, moral y legalmente que un dictadorzuelo. El drama es que en el ingenuo y tontaina Occidente se presenta a Hamás como una suerte de freedom fighters que hacen frente al opresor Israel. Olvidando que esta chusma está detrás o al lado de muchos de los terroristas que históricamente han atentado en suelo europeo.
Nadie habla de los judíos secuestrados por Hamás y excepto Estados Unidos y naturalmente Israel ningún país exige a la ONU su liberación
Y entre tanto buenismo resulta igualmente imperdonable el olvido de una realidad que por mucho que el repugnante wokismo imperante intente ocultar ahí sigue: los 134 judíos secuestrados por Hamás en cárceles subterráneas de Gaza, aunque el Mossad teme que hayan asesinado a 30 de ellos. Entre los capturados hay dos niños, unos cuantos jubilados y una veintena de mujeres. Nadie habla de ellos, ni dios eleva la voz y excepto los Estados Unidos y naturalmente Israel ningún país presenta resoluciones en la ONU exigiendo su liberación. Lo cual no sólo es preocupante en términos prácticos sino también desde el punto de vista moral. Y nos aboca a plantearnos la pregunta del millón de dólares: ¿qué mundo estamos engendrando?
Pedro Sánchez va ahora de apóstol de la creación del Estado palestino, algo que más pronto que tarde llegará, pero no dice ni mu de esos 134 judíos —llegó a haber 240–, entre los cuales por cierto hay originarios de países como Brasil, Argentina, México, Tailandia, Estados Unidos, Filipinas y otras nacionalidades. Españoles no, porque estos seres diabólicos ya asesinaron a los dos que pillaron el 7-O. Tal vez por eso confío en que el todavía presidente del Gobierno y sus socios comunistas exijan públicamente a sus amiguetes de Hamás la inmediata puesta en libertad de los rehenes. Por cierto: ¿dónde están las asociaciones de derechos humanos, las que defienden los derechos de la mujer o las que luchan por los del niño? En Belén con los pastores y la mayoría de ellos deliberadamente. Y, mientras unos callan y todos miran hacia otro lado, el niño judío Kfir Bibas, que cumplió un año en cautividad el 18 de enero, llora desconsolado preguntando cuándo volverá a ver a sus padres.