Parece una película pero es real: dos gaviotas aprenden a maullar para conseguir comida de los gatos callejeros

Turquía es un país conocido principalmente por su herencia otomana, sus paisajes de postal y su cultura que mezcla Oriente y Occidente. Pero hay otro detalle que llama la atención a cualquiera que recorra sus calles: los gatos.
Especialmente en Estambul, donde se calcula que viven entre 150.000 y 200.000 gatos callejeros. Lejos de verlos como un problema, la gente los cuida, los alimenta y convive con ellos como una parte vital de la ciudad. Tanto es así que se han instalado máquinas expendedoras que dispensan comida cada vez que un gato maúlla.
La idea es ayudar a los gatos callejeros y fomentar el reciclaje, pero lo que nadie esperaba era que un animal (con alas y pico) quisiera abrirlas.
Una gaviota se hace pasar por un gato para conseguir comida
En un vídeo que se ha hecho viral en redes, se ve a una gaviota posarse junto a una de estas máquinas y emitir un sonido que, para sorpresa de todos, se parece muchísimo a un maullido. No es un chirrido ni un graznido, suena como un gato. En el vídeo no se ve claramente si la máquina termina soltando la comida, pero el sonido es convincente: podría ser el maullido de un gato enfermo o de edad avanzada.
Este comportamiento no es un caso aislado ni un truco. Se trata de un ejemplo real de aprendizaje por observación. Estas aves, conocidas por su oportunismo, han encontrado la manera de aprovechar un sistema pensado para otra especie, eso es inteligencia pura.
Las gaviotas son omnívoras y comen de todo: peces, crustáceos, insectos, restos de comida humana e incluso basura. Pero en entornos urbanos como Estambul, aprenden rápido y se adaptan, por lo que no tienen problema en comer gatarina. También pueden alimentarse de pan, arroz, carne cocida, sobras de kebab o cualquier alimento que encuentren en el suelo.
Además, no sólo imitan sonidos; también reconocen rostros, patrones de comportamiento y hasta enseñan a otras. Se han documentado casos de gaviotas que usan pan como cebo para pescar o que siguen a ciertas personas porque ya les han dado de comer antes. Todo eso ayuda a entender cómo han observado lo que hace un gato en la máquina expendedora (maullar) y han relacionado ese sonido con una recompensa: comida.
Cómo funcionan las máquinas expendedoras de comida de gato en Estambul
Las máquinas en cuestión son obra de una empresa turca que quiso unir reciclaje y bienestar animal. El funcionamiento es ingenioso, los vecinos depositan botellas de plástico y, a cambio, la máquina suelta una ración de pienso.
Algunas se activan también por sonido, como el maullido de un gato. Todo está pensado para que los animales callejeros no pasen hambre, mientras se fomenta el reciclaje de envases.
La estructura es robusta, capaz de almacenar decenas de kilos de comida y agua, incluso con paneles solares y WiFi. El sistema funciona bien y ha sido bien recibido por la ciudadanía… hasta que una gaviota decidió aprender.
Si bien este puede parecer un caso sorprendente, hay que recordar que los animales no son tontos: son astutos… aunque a veces lo pasemos por alto.