Los científicos no saben qué hacer: una de las peores especies invasoras del Atlántico es refugio de otros animales
Parece que no hace nada, pero esta especie invasora en España fulmina la fauna nativa
Este es el único lugar de España donde habita una de las especies invasoras más destructivas del mundo
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Cuando se habla de especies invasoras, lo primero que suele venir a la cabeza es el daño ecológico: pérdida de biodiversidad, desplazamiento de especies autóctonas, alteración de hábitats enteros. La historia es casi siempre la misma. Sin embargo, en este caso ocurre algo distinto.
Investigadores del Centro de Investigación Aplicada y Transferencia Tecnológica en Recursos Marinos Almirante Storni (CIMAS) han documentado que una de las especies invasoras más temidas del Atlántico Sur, el alga Undaria pinnatifida, originaria de Asia, no sólo no destruye el ecosistema costero, sino que lo enriquece. Su presencia favorece el desarrollo de comunidades enteras de pequeños invertebrados marinos que encuentran en ella un refugio.
Cómo descubrieron que esta especie invasora ayuda a la biodiversidad
Entre 2021 y 2022, un equipo liderado por Andrea Arcángel y compuesto por Catalina Di Rossi, Maite Narvarte, Patricio Pereyra y Lorena Storero se dedicó a estudiar en detalle la zona intermareal del Golfo San Matías, en la costa de Argentina, concretamente en los sectores de Baliza San Matías y Punta Verde. Allí se tomaron muestras en tres tipos de hábitat: los frondes del alga, su base de anclaje (conocida como grampón) y zonas sin presencia de Undaria.
Descubrieron que en los sitios donde el alga estaba presente, los invertebrados eran más abundantes, más diversos y mejor distribuidos. El patrón se repitió en ambas localidades y durante las distintas estaciones del año.
El grampón, que a simple vista parece un simple anclaje, resultó ser un microhábitat clave, pues su estructura protege frente a las variaciones de temperatura, la desecación y los depredadores durante la marea baja. En esas condiciones, muchas especies encuentran resguardo y estabilidad. Por otro lado, el fronde ofrece sombra, humedad y una superficie más irregular que también atrae vida marina.
Cómo es esta especie invasora y por qué complica las decisiones ecológicas
La Undaria pinnatifida (también conocida como wakame) llegó al litoral argentino en 2014, probablemente pegada a los cascos de barcos o a través del agua de lastre. Desde entonces se ha extendido por distintos puntos del Atlántico Sur, como Puerto Madryn, Mar del Plata o San Antonio Oeste.
El color de la Undaria es pardo verdoso y su aspecto recuerda al de una gran hoja ondulada. Puede alcanzar hasta un metro de largo y presenta un fronde alargado con bordes irregulares.
Esta alga forma bosques submarinos que alteran el fondo marino y compite por la luz con las especies nativas. En otras partes del mundo ha arrasado hábitats completos. Por eso, su «buen comportamiento» en el Golfo San Matías desconcierta a los biólogos.
No solo cambia el paisaje submarino. Su estructura retiene humedad, estabiliza el sustrato y contribuye a frenar la erosión costera. Incluso podría ayudar a mitigar los efectos del cambio climático al actuar como sumidero de carbono y favorecer la regeneración del ecosistema.
Eso no quita que siga siendo una especie exótica e invasora. Tiene impacto, y su presencia altera el equilibrio. Pero en este caso no lo hace a golpe de destrucción, sino generando un nuevo escenario donde otras especies prosperan.
Ahora la cuestión está en saber si se combate o se aprovechan sus efectos: ¿hay que erradicarla o estudiarla mejor? La comunidad científica aún no tiene una respuesta clara.
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