Parece que no hace nada, pero esta especie invasora en España fulmina la fauna nativa y pone 35000 huevos cada vez
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Las especies invasoras son aquellas que llegan a un ecosistema ajeno, lo alteran a su favor y desplazan a quienes ya estaban allí. Mamíferos, insectos, peces… cada uno con su propia estrategia.
Este es el caso de un anfibio pequeño que muchos no sabrían reconocer si lo tuvieran delante, pero que en silencio puede acabar con el equilibrio de un ecosistema. Deposita más de 35.000 huevos por puesta y por eso vale la pena tenerlo controlado.
Esta es la especie invasora que pocos conocen y que puede arrasar con la fauna local
El sapo marino (Rhinella marina), también conocido como sapo de la caña o sapo gigante, no necesita mucho tiempo para convertirse en un problema. Basta con una pareja en el lugar equivocado y algo de humedad. Lo demás lo hace solo.
Es grande, robusto, con piel seca y rugosa cubierta de verrugas. Mide entre 15 y 20 centímetros, aunque hay registros de ejemplares que han superado los 35. Algo curioso es que las hembras son mucho más grandes que los machos.
Una de sus señas más características son las glándulas venenosas situadas justo detrás de los ojos. El veneno, una sustancia lechosa cargada de bufotoxinas, puede provocar la muerte a quien lo intente devorar. Mascotas incluidas. En humanos, basta el contacto para causar irritación intensa, dolor e incluso ceguera temporal.
Este sapo es terrestre y nocturno. Sus crías (cuando aún son renacuajos) viven en el agua y pueden sobrevivir en charcas salobres, zanjas, estuarios e incluso zonas encharcadas de ciudades. De adultos, no se alejan más de 200 metros de la fuente de agua donde nacieron.
La dieta del sapo marino no tiene límites, devora insectos, reptiles, aves pequeñas, otros anfibios… incluso a miembros de su propia especie. A diferencia de otros anuros, también puede ingerir restos orgánicos, vegetales o heces.
Cuando llega la hora de reproducirse, la hembra pone sus huevos en hileras largas, similares a cordones gelatinosos. Cada puesta puede superar los 35.000 huevos. En pocos días, esos huevos eclosionan, y en cuestión de semanas se transforman en nuevos sapos listos para buscar su sitio y seguir colonizando.
Qué se hace para frenar a esta especie invasora en España
Según el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, por ahora en España no hay constancia de poblaciones naturalizadas de esta especie. Lo que sí se han detectado son ejemplares sueltos, probablemente escapados de terrarios o liberados por particulares. Aun así, su presencia es preocupante.
Cuando este sapo aparece, el entorno cambia para mal. Rompe la cadena trófica, desplaza a otras especies, envenena a los depredadores que intentan comérselo, y es portador de enfermedades como la Chytridiomicosis (letal para muchos anfibios), además de parásitos como Ascaris lumbricoides o cepas de Salmonella que afectan también a humanos.
Por eso, la única estrategia eficaz es la prevención. Evitar que se establezca. Y si aparece, actuar rápido. Se recomienda la identificación temprana, la retirada de puestas, el drenaje de estanques, y la captura manual (de noche, con linterna, aprovechando que se quedan quietos ante la luz intensa). También se ha demostrado útil el vallado con malla metálica de al menos 50 cm de altura para frenar su avance.
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