Un estudio revela que los gatos pueden provocar esquizofrenia
Investigadores australianos del Centro de Investigación en Salud Mental de Queensland han llegado a una desalentadora conclusión para los amantes de los gatos. Según sus hallazgos, existe una posible asociación entre la convivencia con gatos y un mayor riesgo de desarrollar esquizofrenia.
La teoría de que los gatos pueden aumentar las posibilidades de desarrollar esquizofrenia no es reciente. Esta hipótesis se planteó por primera vez a mediados de los años 90. Se basa en el hecho de que estos animales domésticos pueden ser portadores y transmitir a los humanos un parásito conocido como Toxoplasma gondii.
Se han llevado a cabo múltiples estudios sobre la posible relación entre tener un gato y el desarrollo de la esquizofrenia. Sin embargo, lamentablemente, los resultados han sido inconsistentes. Por un lado, algunos estudios sugieren que la exposición a estos animales desde la infancia puede ser un factor relevante en la aparición de trastornos asociados con la esquizofrenia. Por otro lado, hay investigaciones que no encuentran una asociación clara entre ambas situaciones.
El doctor John McGrath, líder del estudio, y su equipo, decidieron analizar exhaustivamente 17 investigaciones previas sobre este tema para obtener una comprensión más precisa de la posible relación. En resumen, tras evaluar estos estudios anteriores, los científicos llegaron a la conclusión de que existe una conexión entre la convivencia con gatos y el desarrollo de la esquizofrenia.
A pesar de llegar a esta conclusión, los investigadores reconocen las limitaciones y deficiencias en la calidad de los estudios anteriores. Por consiguiente, aunque esta nueva investigación apunte a una posible conexión, los especialistas mantienen la puerta abierta a futuras investigaciones que puedan ofrecer una resolución definitiva a este dilema.
«Nuestros hallazgos respaldan una asociación entre la exposición a los gatos y un mayor riesgo de trastornos relacionados con la esquizofrenia ampliamente definidos; sin embargo, los relacionados con experiencias psicóticas como resultado son mixtos», concluye el investigador principal, John McGrath, del Instituto del Cerebro de la Universidad de Queensland.
Toxoplasma gondii
Toxoplasma gondii es un parásito inofensivo que se puede transmitir a través de carne poco cocida, agua contaminada, la mordedura o las heces de los gatos. Se calcula que alrededor de 40 millones de personas en Estados Unidos podrían estar infectadas, generalmente sin mostrar síntomas.
Una vez dentro de nuestro cuerpo, este parásito puede ingresar al sistema nervioso central y afectar los neurotransmisores. Se ha relacionado con posibles cambios en la personalidad, la aparición de síntomas psicóticos y algunos trastornos neurológicos.
Sin embargo, aunque existe esta asociación, no hay evidencia concluyente que demuestre que este parásito sea la causa directa de estos cambios o que su transmisión a humanos sea exclusivamente a través de los gatos.
Esquizofrenia
La esquizofrenia es un trastorno mental severo que afecta a una cantidad significativa de personas en todo el mundo. Aproximadamente, se estima que 24 millones de individuos padecen esta condición, lo que representa alrededor de 1 de cada 300 personas a nivel global.
La esquizofrenia es un trastorno mental complejo que engloba problemas cognitivos, conductuales y emocionales. Sus manifestaciones incluyen la presencia de fantasías, que son creencias sin base en la realidad, alucinaciones que implican percibir cosas inexistentes, pensamiento desorganizado que dificulta la comunicación coherente, comportamiento desordenado que obstaculiza la ejecución de tareas, y síntomas negativos que se reflejan en dificultades para llevar una vida funcional.
Con el transcurso del tiempo, los síntomas de la esquizofrenia pueden variar en tipo y severidad, con períodos de empeoramiento y momentos de mejoría o remisión de los síntomas. Algunos síntomas pueden persistir de manera constante.
Generalmente, en hombres, los síntomas de la esquizofrenia tienden a aparecer entre el inicio y la mitad de los 20 años, mientras que en mujeres suelen presentarse hacia finales de los 20 años.