El restaurante de Madrid donde Pedro Sánchez no pasa hambre: una taberna castiza con siglos de historia
Ubicado en plena calle Tetuán, a pocos pasos de la Puerta del Sol se encuentra el restaurante favorito de Pedro Sánchez
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Los políticos como cualquier otra persona, tienen sus aficiones y sus gustos. Por ejemplo, sabemos que a la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso, le gusta Fide, una cervecería de la Calle Ponzano de Madrid que le gusta desde hace años y de la misma manera, y hablando de lugares dónde comer, hay un restaurante que es el favorito del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y dónde seguro que no pasa hambre, si recordamos la ya famosa frase que soltó días atrás cuando estalló el Caso Cerdán y en plena rueda de prensa, soltó aquello de «Son las 5 y todavía no he comido».
Casa Labra, es el nombre del restaurante que está entre los preferidos de Pedro Sánchez. Ubicado en plena calle Tetuán, a pocos pasos de la Puerta del Sol, no sólo es conocido por su bacalao rebozado o sus croquetas. Es también un lugar cargado de historia, muy vinculada además al PSOE, el partido que fundó allí mismo en 1879. No es casualidad que el propio Sánchez lo eligiera hace un tiempo para una entrevista. Aquí se come bien, rápido y sin distracciones. Y, lo más importante: nadie sale con hambre.
El restaurante de Madrid que gusta a Pedro Sánchez
Casa Labra lleva más de siglo y medio abierta. Fundada en 1860, esta taberna es uno de esos lugares que conservan su esencia a pesar del paso del tiempo. Está siempre llena, tanto de madrileños como de turistas que buscan probar los famosos soldaditos de Pavía (bacalao frito al estilo tradicional) y las croquetas de bacalao, que se sirven calientes y recién hechas. La carta no es extensa, pero tampoco le hace falta mucho más, ya que lo que hay es exquisito.
Pero más allá de su oferta gastronómica, el local tiene un peso simbólico muy concreto: fue allí, en una pequeña sala del fondo, donde nació el PSOE en 1879. Una placa en el interior del restaurante lo recuerda. A pesar de que ahora no sea un lugar de reuniones políticas, los vínculos siguen vigentes: en 2024, el partido celebró allí su 145 aniversario, y años antes, Pedro Sánchez ya lo había elegido como escenario para una entrevista con Jordi Évole.
Lo curioso es que Casa Labra sigue funcionando casi igual que hace décadas: se hace cola para pedir en una ventanilla, se paga en caja y se recoge el pedido. La bebida se pide por separado, en la barra. Hay algunas mesas, sí, pero lo típico es comer de pie, en plena calle si hace buen tiempo, como uno más.
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Bacalao rebozado, croquetas y un sabor que no falla
El bacalao es la estrella indiscutible de Casa Labra, ya sea en forma de croqueta o de soldadito de Pavía, llega siempre crujiente por fuera y jugoso por dentro. El sabor es intenso a partir de una receta, prácticamente inalterada desde hace décadas.
Junto al bacalao, hay otras propuestas tradicionales como los calamares, los callos, la oreja o el atún en escabeche. Platos de barra de toda la vida, servidos sin pretensiones. Los precios son ajustados, sobre todo teniendo en cuenta su ubicación céntrica, y la rotación de clientes es constante. En plena vorágine turística de la Puerta del Sol, este es uno de los pocos locales donde aún se respira autenticidad.
Un espacio que resiste las modas
Lo más sorprendente de Casa Labra es que ha logrado mantenerse fiel a su estilo sin caer en la turistificación masiva. Aunque el local aparece en guías y rankings de bares históricos, su interior sigue siendo el mismo: maderas oscuras, suelos de piedra y un mostrador donde uno puede imaginarse cómo era la vida en el Madrid de finales del siglo XIX.
Ese encanto antiguo no es impostado. La gente entra, pide, come y sigue con su día. Tal vez por eso sigue funcionando: porque ofrece algo cada vez más escaso en el centro de Madrid. Una comida rica y sencilla en un entorno que no ha perdido el carácter.
Restaurantes que marcaron etapa
Más allá de Casa Labra, Pedro Sánchez ha sido relacionado con otros restaurantes madrileños en los últimos años. En 2010 mencionó en redes sociales su paso por una pizzería italiana, Luna Rossa, alabando una “pizza cojonuda” que luego incluso inspiró un plato con ese nombre. También se le ha visto en locales como Válgame Dios, en Chueca, o el antiguo Platos Rotos, junto a la sede de Ferraz, donde solía celebrarse más de una comida informal de partido.
Pero de todos ellos, Casa Labra sigue siendo el más especial de todos. Un restaurante que además, no necesita reinventarse porque su fórmula funciona desde hace más de 160 años: platos sencillos, ambiente castizo y una historia que la une, para bien o para mal, a la política española. Si Pedro Sánchez no había comido aquel día, no sabemos dónde lo solucionó. Pero si hubiera pasado por aquí, está claro que hambre no habría pasado.