España guillotina a Francia y se proclama campeona olímpica de fútbol 32 años después
España superó a Francia en la prórroga en un partido absolutamente loco en el Parque de los Príncipes
Se adelantó Francia, luego España se puso 1-3 y los galos forzaron el tiempo extra en el minuto 92 tras un penalti vía VAR
La delegación española gana su primer oro por equipos desde 1996
El fútbol vuelve a rescatar a España incluso en los Juegos Olímpicos. En el momento más bajo de la delegación nacional, el balompié masculino apareció para certificar la primera medalla de oro por equipos desde que en 1996 lo ganó waterpolo masculino. El equipo olímpico terminó de un portazo con una maldición tras haber perdido en los penaltis y en la prórroga las finales de 2000 y 2020, respectivamente.
Los pupilos de Santi Denia remontaron el gol inicial de Millot con una exhibición de fútbol liderada por un doblete de Fermín López y un golazo de falta de Álex Baena en la primera mitad. Francia reaccionó en la segunda mitad impulsada por el tremendo ambiente registrado en el Parque de los Príncipes consiguiendo empatar en el minuto 92 por medio de un penalti pitado por el VAR.
La selección española demostró una enorme personalidad volviendo a remontar un partido que se puso adverso como sucedió en la semifinal ante Marruecos. En este caso, el combinado nacional vio cómo Millot adelantaba a Francia en una jugada sin aparente peligro que no acertó a despejar bien. El jugador cazó un rechace escorado en el área y soltó un latigazo que pilló mal colocado a Arnau Tenas para establecer el 1-0.
España no entró en crisis. Quedaban por delante 80 minutos y los pupilos de Santi Denia sabían perfectamente lo que tenían que hacer para darle la vuelta al partido. La presencia de su ex seleccionador Luis de la Fuente –ahora con los mayores– ayudaba a la confianza de un grupo que demostró que juega de memoria y que se sobrepone a los peores escenarios como un Parque de los Príncipes a reventar de aficionados franceses.
El equipo nacional tocó y tocó el balón con paciencia hasta que en una jugada larga los nuestros encontraron el hueco en la defensa gala permitiendo a Fermín López aparecer en segunda línea y rematar al fondo de la portería defendida por Guillaume Restes. Ese golazo calmó los ánimos de los franceses tanto dentro como fuera del terreno de juego y permitió a España encontrarse con su mejor versión.
España voló en la primera mitad
Los nuestros empezaron a jugar a un toque, con desmarques y profundidad. Francia perseguía sombras y cinco minutos después de la igualada de Fermín, el futbolista culé conseguía darle la vuelta a la final con otro tanto. En este caso, el onubense aprovechó una gran incorporación en ataque de Miranda quien centró para que Abel Ruiz rematase al cuerpo de Restes. El rechace cayó en las botas de un Fermín López que sólo tuvo que empujarla.
España silenciaba a todo un Parque de los Príncipes que no era capaz de asimilar tantos golpes seguidos. España olió sangre y aprovechó su momento. En otra magnífica incorporación de Baena, el canterano del Betis y flamante fichaje del Bolonia sacaba una falta en la frontal del área. Álex Baena se la pidió y no defraudó a nadie colocando el balón de toque sutil en la escuadra ante la estatua del portero francés.
El equipo de Santi Denia, sin media hora de juego cumplida, estaba dando un auténtico recital en el estadio del PSG ganando por 1-3. España, sin embargo, sabía que Francia tenía el punch para despertar más por orgullo que por fútbol y así fue en el tiempo de descuento de la primera parte. Arnau Tenas enmendó su error del gol inicial con un soberano paradón a un cabezazo de Mateta.
Francia parecía perder su último boleto para engancharse a la final seriamente. Los galos contaban con el apoyo incondicional de su público, pero el problema que tenían era que su presión no les servía para arrebatarle el balón a una España que disponía de una infinita superioridad.
Francia despierta
Los galos bregaron y bregaron hasta llevar a España a su terreno impulsados por un público que fue el jugador número 12. El Parque de los Príncipes fue una caldera que no dejó de creer en ningún momento y la lluvia parecía espolear a un público que vibraba con cada córner. Francia, colgando balones al área, sabía que antes o después encontraría el premio.
En una falta lateral sin aparente peligro, Akliouche convertía de libre directo un centro-shut que se envenenó después de pasar por una maraña de piernas. Quedaban 12 minutos para el minuto 90 y a España le tocaba apretar y sufrir para salir vivo de una de las grandes encerronas de los Juegos Olímpicos.
El ambiente de coliseo romano jugó una mala pasada en los nervios de los nuestros y Turrientes cometió un penalti por agarrón infantil sobre Kalimuendo. Cierto es que agarrones de esos en cada partido hay varios, pero el VAR estaba esperando una mínima oportunidad para llamar al árbitro y decretar los hombre metros en el minuto 90 de partido. Mateta no falló la pena máxima que parecía la puntilla para los nuestros.
España no se rinde
Pero ni mucho menos era así, Turrientes tuvo una oportunidad para resarcirse dos minutos después del penalti golpeando su intento desde el punto de penalti directamente en el travesaño. La prórroga era una moneda al aire, pero ojo que España no estaba ni mucho menos muerta.
Los chicos de Santi Denia retomaron la posesión del balón y con ello las ocasiones ante una Francia que pegó un bajón físico. En el minuto 99 del tiempo añadido Bernabé hizo una espectacular maniobra para dejar mano a mano a Camello con Restes. El delantero del Rayo Vallecano se sacó una picadita de artista para poner a España nuevamente por delante en el duelo.
Francia lo intentó en la segunda parte de la prórroga, pero España aprendió la lección de la primera aguantando todo tipo de embestidas. Con toda Francia volcada, Camello sentenció el choque en el minuto 120 tras un mano a mano con el portero haciendo
España vuelve a ser campeona en unos Juegos Olímpicos después del oro logrado en Barcelona 92. El equipo nacional ha sufrido diversos traumas en las finales de las últimas ediciones como perder la final en Sydney 2000 ante Camerún o hacer lo propio contra Brasil en Tokio 2020 en la prórroga. Este triunfo pone a nuestro balompié en la cúspide mundial una vez más siendo vigentes campeones de Europa, de la Nations League y Olímpicos.