La hoja de ruta de Puigdemont: «Si sumamos a Colau y Podem la independencia será inevitable»
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras tenían claro desde el primer momento que sólo darían el salto al vacío de declarar la independencia de Cataluña si contaban con la complicidad de Podem (la franquicia catalana del partido de Pablo Iglesias) y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. La cena secreta entre Junqueras y Pablo Iglesias, celebrada en casa del millonario Jaume Roures, les permitió cumplir este trámite.
Así se desprende de la hoja de ruta que la Guardia Civil intervino el pasado 20 de septiembre en casa del entonces secretario general de la Conselleria de Hacienda de la Generalitat, Josep Maria Jové, en una actuación ordenada por el titular del Juzgado de Instrucción número 13 de Barcelona.
Se trata de un documento de 41 páginas titulado «EnfoCATS: reenfoque del proceso de independencia para un resultado exitoso», que describe cada uno de los pasos dados por la Generalitat de Puigdemont para proclamar la república imaginaria de Cataluña.
La página 12 del documento muestra que los impulsores de la secesión se marcaron como objetivo prioritario obtener el apoyo de Podem y la alcaldesa Ada Colau, antes de proclamar la Declaración Unilateral de Independencia (DUI) aprobada el pasado viernes por el Parlament.
La cena en casa de Roures
«Cada partido no puede hacer por sí solo la independencia. Por el contrario, la suma de Puigdemont, Junqueras, Colau –o la confluencia de los espacios que representan– la hará inevitable», indica literalmente el documento. Sobre estas palabras, un gráfico muestra que la coalición de gobierno formada por PDeCAT, ERC y la CUP supone «una mayoría amplia pero no suficiente» para declarar la independencia. En cambio, si se suma a estas fuerzas En Comú Podem (la franquicia catalana de Podemos) supondría una «mayoría que hace inevitable la independencia».
La misma página subraya la de necesidad de «comprometer a las fuerzas pro-referéndum», con dos vías que se excluyen: «seducirlas para incorporarlas» al proyecto, o bien «desenmascararlas». En el caso de Podem, no ha sido necesaria esta segunda opción.
El propio Oriol Junqueras se encargó de obtener el respaldo de Pablo Iglesias en la cena celebrada en casa del Jaume Roures el pasado 27 de agosto, justo tras asistir a la manifestación contra los atentados de Barcelona, que los independentistas convirtieron en una marcha de rechazo al rey Felipe VI.
A la cena asistieron también Marta Rovira (ERC), Oriol Soler (encargado de dirigir la estrategia mediática del golpe de Estado) y el portavoz de En Comú Podem Xavier Domènech. Desde ese momento, Pablo Iglesias ha puesto todo el aparato de propaganda de Podemos al servicio del proyecto independentista. Sólo ha comenzado a suavizar esta línea tras la publicación de tres encuestas que indican que hoy Podemos obtendría menos votos que Ciudadanos en las urnas: el compromiso de Iglesias con los independentistas puede suponerle un elevadísimo coste electoral en el conjunto de España.
La trampa del «diálogo»
Tras la tempestuosa sesión del Parlament del 6 de septiembre en la que se aprobaron las llamadas «leyes de desconexión», los principales portavoces de Podemos comenzaron a agitar el mantra de la «mediación». Seguían así al pie de la letra la estrategia de los independentistas para lograr la implicación de un «mediador internacional» entre los golpistas de la Generalitat y el Gobierno español.
La «hoja de ruta» intervenida por la Guardia Civil deja claro que este proceso de diálogo y negociación tenía un único objetivo: «la creación del nuevo Estado, por la vía del pacto o de la unilateralidad». La página 31 del documento describe los siguientes pasos: «Sumar a las fuerzas pro-referéndum» para «realizar una oferta de negociación de referéndum pactado con el Estado español» (la opción que viene defendiendo Podemos), con el fin de obtener la independencia.
En caso de que el Gobierno español rechace esta posibilidad, el siguiente paso es generar «conflicto», con el mismo objetivo: «la creación de un Estado propio». Y si el Gobierno de Rajoy opta por la «asfixia económica y judicial» contra los golpistas, el próximo paso será «generar más conflicto y poner en marcha el plan de desconexión forzosa».
La hoja de ruta intervenida al ex secretario general de Oriol Junqueras también incluye un calendario con las siguientes fases del proceso. Según este guión, las próximas elecciones en Cataluña deberían celebrarse en torno a septiembre de 2018, pero el documento incluye la siguiente recomendación: «Convocar elecciones en el momento en que se prevea una mayoría independentista muy clara en el Parlament». Porque, como indica el encabezamiento de la misma página, «la correcta gestión del calendario es una pieza clave para el éxito».
Con esta afirmación, los autores del documento reconocen que su proyecto secesionista no responde a la voluntad real de los ciudadanos, por lo que recomiendan retrasar los comicios hasta que puedan garantizarse «una mayoría independentista muy clara» que hoy no existe. La aplicación del artículo 155 de la Constitución (respaldado por cerca del 80% del Senado) y la convocatoria de elecciones autonómicas catalanas para el próximo 21 de diciembre ha desbaratado ahora estos planes de los secesionistas.