Habla el ‘testaferro’ de Reñé: «Me han puesto como cabeza de turco»

«Me han puesto como cabeza de turco». Con esta rotundidad se expresa el empresario de 81 años Diego Garzón Uribe, que ha sido señalado como el «testaferro» utilizado para pagar comisiones ilegales al presidente de la Diputación de Lérida, Joan Reñé i Huguet.

Desde 2009, una de las empresas de Diego Garzón, Interiorismo y Reformas Profesionales, ha canalizado pagos que suman 2,8 millones de euros procedentes de constructoras que recibían contratas de la Diputación de Lérida y del Consell Comarcal del Pla d’Urgell bajo la presidencia de Joan Reñé.

Para justificar dichos pagos, el empresario de 81 años emitía a estas constructoras facturas por trabajos no realizados, casi siempre a petición de Esteban Niubó Mir (vinculado  a las sociedades Serboniu, Enginyeria Inalba y Fertipoal), tal como evidencian los correos electrónicos a los que hemos podido acceder.

La empresa del presunto «testaferro» del presidente de la Diputación de Lérida recibía los pagos de las constructoras mediante talones y transferencias de al menos cinco entidades bancarias y, pocos días después, el dinero era retirado de sus cuentas en metálico.

A preguntas de OkDiario, Diego Garzón ha negado conocer personalmente a Joan Reñé, pero sí reconoce haber tenido «una relación comercial, aunque no importante», con el empresario Esteban Niubó.

En realidad, se trataba de una relación tan intensa que Garzón facturó en 2012 más de 440.000 euros a las empresas vinculadas a Esteban Niubó, más de medio millón se euros en 2013 y algo más de 330.000 euros en 2014.

«Se ha hecho toda la vida»

Como hemos informado, en tan solo tres años Serboniu ha intercambiado facturas falsas que suman 852.000 euros con M y J Grúas, la constructora catalana que reconoce en un acta notarial haber pagado comisiones ilegales a Joan Reñé a cambio de la adjudicación de un contrato de 22,5 millones de euros para gestionar seis depuradoras durante 15 años.

También Serboniu, la constructora vinculada a los hermanos Esteban y Gonzalo Niubó, ha recibido en los últimos años adjudicaciones que suman más de 2,6 millones de euros por parte de la Diputación de Lérida y el Consell Comarca del Pla d’Urgell, bajo la presidencia del político convergente Joan Reñé i Huguet.

Siempre siguiendo las instrucciones de Esteban Niubó, la empresa de Diego Garzón ha facturado desde 2009 a Serboniu e Ingenyeria Inalba un total de 268.800 euros por supuestos «trabajos de mantenimiento» en la red de depuradoras del Pla de Urgell. Pero también le ha emitido facturas por conceptos tan diversos como los «trabajos de construcción de un centro porcino» (122.875 euros) o las obras realizadas en la «xarxa oberta de Cataluña» (70.633 euros).

¿Cómo realizaba la empresa de Garzón estos trabajos con tan solo dos empleados? «Si se han facturado, será que hemos hecho esos trabajos», explica el empresario de 81 años sin precisar más detalles, «teníamos trabajando a algunos autónomos y también a gente que no estaba dada de alta, esto se ha hecho toda la vida».

A salvo de la Justicia

Diego Garzón ha confirmado que la Agencia Tributaria está realizando una inspección a su empresa, pero asegura que no se ha puesto en contacto con él la Fiscalía de Lérida, que mantiene abierta una investigación sobre el presunto pago de comisiones al presidente de la Diputación, Joan Reñé.

«En su momento, todo va a salir a la luz», anuncia el empresario de Huesca, «ha habido unos años de euforia, en los que cualquier empresa ha cometido fallos».

Diego Garzón evita aclarar si tenía conocimiento de que las sumas millonarias que facturaba su empresa podían acabar en manos de políticos de CDC como Joan Reñé i Huguet. Pero a continuación apostilla: «Estas cosas han sucedido siempre, este es un país de corruptos, aquí todos roban, cuando Solchaga decía que España es el país de los pelotazos, todos le aplaudían».

Respecto a su situación ante la justicia, Garzón afirma que, dado su actual estado de salud, su «responsabilidad es como la de Ruiz Mateos o la del señor del caso Palau. A mis 81 años, ¿jurídicamente qué quieren hacer conmigo?»