Soler, el infiltrado de Tebas en el Gobierno, propuso inhabilitar a Rubiales para quedarse con su puesto
El director general de Deportes, Albert Soler, intentó sacar partido de la guerra entre Javier Tebas y Luis Rubiales buscando colocarse como presidente de temporal de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) mientras todo el lío del teléfono móvil de Rubiales se aclarase. Para ello, el dirigente propuso inhabilitar al presidente de la RFEF a través del Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) siendo él quien se beneficiase de toda esa maniobra accediendo al cargo a través de una gestora.
El nexo de unión es el impetuoso afán de Javier Tebas por tomar el control de todo el fútbol español y manejar los resortes administrativos. Esos movimientos le hicieron llegar hasta el elemento que consideraba determinante para elevar las denuncias contra Luis Rubiales: el Tribunal Administrativo del Deporte, un órgano que reconoce en privado tener «controlado». Tebas necesitaba un aliado fiel en el Gobierno para tomar el control de la RFEF y lo encontró en la figura del político catalán Albert Soler.
La red tejida por el presidente de la Liga para alcanzar su propósito de derribar a Rubiales fue diseñada a medida y cubrió todos los frentes de acción para no dejar ningún detalle al azar. Con Gerardo González Otero como mano ejecutora, Tebas controló gracias a su intervención, varios medios de comunicación que fue utilizando alternativamente para activar un ataque inmisericorde a Rubiales y tratar de generar en la opinión pública y en el Gobierno un clima de tensión insostenible. Además de contar con otros peones como Miguel Galán, Stephen Newmann, de haber captado al tío del presidente, Juan Rubiales y tratar de acceder a los servidores de la RFEF después de ofrecer un contrato de 150.000 euros a al vicesecretario del ente federativo, faltaba una pieza en el puzzle: controlar el Gobierno.
Antes de las bestiales campañas mediáticas sufridas por Luis Rubiales a través de unos audios robados, los cerebros de la trama se pusieron en marcha en unas maniobras trabajadas durante meses. El director general del CSD, Albert Soler, mantuvo a espaldas de su jefe el Secretario de Estado para el Deporte, José Manuel Franco, reuniones secretas con los líderes de la conspiración y estuvo informado de todos los movimientos antes de que fueran publicados por un medio de comunicación. Dentro de esa ronda de contactos, llegó a reunirse con Juan Rubiales, cuando este maquinaba en la sombra la traición a su sobrino. Incluso Javier Tebas llegó a reconocer que se reunió con el tío de Rubiales, “para asesorarle”, justificando su encuentro al tratarlo de una relación casi en calidad de “abogado a cliente”.
Según relatan empleados federativos, Juan Rubiales apodaba meses antes por los pasillos de la RFEF a Javier Tebas como “la cucaracha”. Su predisposición para la manipulación y filtración de documentos privados federativos que sólo tenía el que fuera jefe de Gabinete de la RFEF despertó el interés de Tebas que lo utilizó para colocar una nueva de informaciones en sus medios afines.
El contacto de Albert Soler con Javier Tebas y Gerardo González Otero fue permanente en las semanas más crudas de informaciones y lo sigue siendo a día de hoy. Los extraños comportamientos para tratar de favorecer los deseos de Tebas en el caso Rubiales despertó una cierta extrañeza tanto en el CSD como en el Ministerio de Cultura y Deporte. Sus presiones constantes para que elevaran los expedientes contra el presidente de la RFEF al TAD demostraban un interés que iba más allá de lo político y lo profesional. Hasta el punto que Soler, en medio del “fuego cruzado al ente federativo y al CSD” que describieron Tebas y González Otero, propuso intervenir de inmediato la RFEF y situarse como Presidente de una gestora interina que dirigiría la Federación hasta las elecciones de 2024, según detallan fuentes del CSD y del Gobierno presentes en las reuniones internas en las que Soler trató de convencer que su idea era la más adecuada para el fútbol español.
Las llamadas de Soler
En paralelo, la relación de Soler con la RFEF era cercana y fluida. Mientras se veía con el tío de Luis Rubiales, realizaba maniobras y llamadas de aproximación al presidente de la RFEF y a su entorno que imposibilitaba generar cualquier tipo de desconfianza desde la Federación.
Otro asunto que conocía Soler, según los propios cabecillas de la trama, es la querella que González Otero estaba preparando para amedrentar al Secretario de Estado, José Manuel Franco. Curiosamente, esta querella iba a ser presentada por el presidente del Dux, Stephen Newmann, pero en el último momento, al ser desvelada esta artimaña por OKDIARIO, se modificó la estrategia y fue anunciada hace escasos días por otro peón al servicio de la conspiración, el electricista Miguel Galán.
Soler, que llegó a desear para sí también el puesto de Franco, ha estado al tanto de la campaña de presión y desgaste al presidente del CSD, coordinada con Tebas y Gerardo González en la que él ha salido impoluto de toda batalla. Los empleados del CSD valoran la firmeza de Franco en una situación comprometida por las presiones recibidas desde dentro del propio organismo.
La captación de ejecutivos en la administración es una técnica recurrente en el modus operandi de Javier Tebas. Joaquín de Arístegui ya intentó inhabilitar a Luis Rubiales mientras su hijo sigue progresando como directivo en La Liga. Ana Muñoz refuerza la trama a través de su cuenta Twitter en la que intercambia halagos con el presidente de La Liga. José Montero, amigo íntimo del propio Soler, trabaja en La Liga como recompensa por los servicios prestados en su época en la Federación de Baloncesto. Aunque quizá, el caso más claro es el de Miguel Cardenal, hoy a las órdenes de Roures en Mediapro ocupando un jugoso puesto directivo.
El plan para convencer a Albert Soler en su desmedido interés en elevar los expedientes al TAD hizo saltar las alarmas entre los empleados del Consejo, quienes sospechan de su falta de independencia y neutralidad. Tebas consideraba que Soler era su pieza maestra en el Gobierno para desbancar a Rubiales, pero volvió a tener otro fallo de cálculo: la escasa fuerza y nula ascendencia del catalán en la estructura del Consejo Superior de Deportes. Por lo pronto, su nombramiento fue declarado nulo por el Tribunal Supremo.