¿Quién es el ‘General Invierno’ en la invasión rusa de Ucrania?
Rusia se ha jactado durante toda su historia bélica de contar con un aliado indestructible que le protege de todos los enemigos: el General Invierno. Llamado también General Winter o General Frost, los rusos siempre han respetado enormemente esos meses entre octubre y abril porque les han dado gloriosas victorias guerreras a su Ejército. El invierno ruso, al que que le han dado el rango de general, les ha hecho ganar grandes batallas y le ha dado un envidiable prestigio bélico. Por ello, numerosos autores les han dedicado discursos políticos, ensayos y obras de arte como homenajes a este personaje ilustre, combativo e inmortal.
Ahora, ya empezado octubre, Rusia vuelve a confiar en su gran general. Pero Ucrania presentará batalla, entre otras razones, porque el clima es el mismo y quiere al alto mando en su ejército.
El invencible General Invierno lo es porque, entre otras razones, mientras en países como España el peor registro invernal puede calcularse en 20 grados bajo cero, en el país eurasásico, las bajas temperaturas pueden llegar desde los 30 grados bajo cero de Moscú a los 69 grados bajo cero.
En un estudio de las guerras de invierno en Rusia, Allen F. Chew sostiene que General Winter ha sido un «factor contribuyente sustancial», aunque no decisivo, en los fracasos militares de las invasiones francesa y alemana de Napoleón y de Hitler, respectivamente de tierras rusas. En este sentido destaca que el ejército de Napoleón ya estaba sufriendo un desgaste significativo antes del invierno, debido a la falta de suministros, enfermedades, deserciones y bajas de guerra. Por su parte, la Wehrmacht hitleriana ya había sufrido más de 734.000 bajas y se estaba quedando sin suministros en noviembre de 1941, antes de la llegada del invierno.
Pero no sólo hay esos casos de victoria del General Invierno: en la Gran Guerra del Norte (1700 – 1721), ante la invasión del ejército sueco de Carlos XII al territorio del zar Pedro El Grande, los rusos huyeron estratégicamente de sus ciudades y permitieron el avance del enemigo, quien se vio en medio de una nación desconocida y con el peor invierno del siglo XVIII cayendo impiadosamente. El mortífero clima y la carencia de suministros mermaron considerablemente al ejército sueco, reduciéndolo a la mitad.
Además, durante la Expedición del Norte de Rusia de la intervención aliada en la Guerra Civil Rusa, ambos bandos, las fuerzas aliadas y el Ejército Rojo bolchevique, conocían o aprendieron rápidamente los principios de la guerra de invierno y los aplicaron siempre que fue posible. Sin embargo, ambos bandos tenían sus recursos apretados y, en ocasiones, uno u otro bando sufría las graves consecuencias de la falta de preparación, pero Allen F. Chew concluyó que el invierno no proporcionaba una ventaja decisiva a ninguno de los combatientes.