Por qué quiere Putin recuperar el proyecto del zar Nicolás II del túnel que uniría EEUU y Rusia por Alaska
Propuesta de unir Rusia y EEUU por el Estrecho de Bering: por ahí, ambas potencias distan sólo 82 kilómetros
El túnel permitiría rutas para exportar petróleo, gas natural y minerales del Ártico ruso directamente a EEUU y Canadá
 
							
Los presidentes de EEUU y Rusia, Donald Trump y Vladímir Putin se vieron las caras por última vez el pasado 16 de octubre en una reunión de dos horas y media que no logró ningún avance para la paz en Ucrania. Pero tras ella, surgió una noticia muy curiosa: la propuesta rusa de unir por un túnel Rusia y EEUU por el Estrecho de Bering. Ambas potencias están separadas sólo por 82 kilómetros. Ucrania está en contra.
En el centro, están la islas de Diómedes; son dos, una pertenece a Rusia y otra a EEUU, y sólo 3,7 kilómetros de agua las separan. En invierno, esos 3,7 kilómetros se congelan y los habitantes pueden cruzar entre ambas caminando sobre el hielo, pero está prohibido al no existir aduana.
El enviado de inversiones de Moscú y jefe del fondo soberano ruso RDIF (Fondo Ruso de Inversión Directa), Kirill Dmitriev, propuso a Estados Unidos construir el Túnel Putin-Trump, una estructura submarina entre Alaska y la península de Chukotka para «permitir la exploración conjunta de recursos naturales» y «simbolizar la unidad» entre ambas naciones.
Con esta iniciativa, la Rusia de Putin recuperaba en realidad un proyecto histórico de hace un siglo y medio, a una propuesta de 1864 del ingeniero estadounidense William Gilpin que fue respaldada por el zar Nicolás II en 1905 para extender la ruta ferroviaria transiberiana.

Rusia quiere realizar un túnel submarino bajo el Estrecho de Bering, que separa la península rusa de Chukotka de la península de Seward en Alaska, en Estados Unidos. No se trata de recuperar uno ya existente, porque nunca se ha construido, sino de construirlo.
La propuesta actual, lanzada el 17 de octubre por Kirill Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa y enviado especial de Vladímir Putin, sugiere bautizarlo como «Túnel Putin-Trump» o «el Puente de la paz», y construirlo con la tecnología de Elon Musk y su empresa The Boring Company, reduciendo los costes de unos 65.000 millones de dólares estimados en 2007 a menos de 8.000 millones, con una finalización en menos de ocho años gracias a tuneladoras automatizadas como la Prufrock-4.
Este túnel entre EEUU y Rusia mediría unos 112 kilómetros de longitud, más largo que el Eurotúnel entre Francia y Reino Unido, y cruzaría el estrecho de 82 kilómetros en su punto más estrecho, pasando por las islas Diómedes: la rusa y la estadounidense, separadas por 3,7 kilómetros y la línea internacional de cambio de fecha.
Idea original de Gilpin y el zar Nicolás II
La idea original se remonta a 1864, propuesta por el ingeniero estadounidense William Gilpin, y fue respaldada por el zar Nicolás II en 1905 para extender la ruta ferroviaria transiberiana. Durante la Guerra Fría, Nikita Jruschov la sugirió a John F. Kennedy como un «puente de la Paz Kennedy-Khrushchev».
En 2007, Rusia resucitó el plan del túnel con EEUU con un proyecto ambicioso, pero quedó en papel por costos y tensiones geopolíticas. La semana pasada, Dmitriev la relanzó en redes sociales tras una llamada telefónica entre Putin y Trump sobre el fin de la guerra en Ucrania, y un encuentro previo en Alaska en agosto de ese año. Trump la calificó de «interesante» y dijo que la estudiaría, aunque bromeó con Volodímir Zelenski sobre ella durante una reunión en la Casa Blanca.
Proyecto estratégico
Rusia promueve ahora este proyecto del túnel con EEUU por varias razones estratégicas. En primer lugar, tiene un fuerte simbolismo diplomático: representa la «unidad» entre Rusia y Estados Unidos, como un puente de paz que podría ayudar a evitar una escalada mayor, como una Tercera Guerra Mundial, y facilitar negociaciones sobre Ucrania.
Dmitriev lo vinculó explícitamente con documentos desclasificados de la era Kennedy-Khrushchev, enfatizando cómo conectaría Eurasia con América del Norte y, potencialmente, con Afro-Eurasia a través de rutas existentes. Esto mejora la imagen global de Rusia, contrarresta el aislamiento por las sanciones y abre puertas a un diálogo con Trump, quien ha criticado el apoyo estadounidense a Ucrania.
Exportar petróleo a EEUU y Canadá
En segundo lugar, las motivaciones económicas son clave: el túnel permitiría rutas de tren y carga para exportar petróleo, gas natural y minerales del Ártico ruso directamente a Estados Unidos y Canadá, revolucionando el comercio transcontinental y aliviando la dependencia de rutas marítimas vulnerables como el Paso del Noreste, afectado por el hielo. Desarrollaría la región de Siberia oriental, poco poblada y subdesarrollada, generando empleo y atrayendo inversión extranjera de empresas energéticas estadounidenses como Exxon.
El estudio de viabilidad ya comenzó hace seis meses, según Dmitriev, y se enmarca en una visión histórica de conexión Siberia-Alaska desde 1904. Sin embargo, el proyecto se enfrenta a varios desafíos:
 
                             
                             
                             
                             
                             
                                         
                                         
                                         
                                        