May presenta su libro blanco del Brexit… escondiendo las cartas de la negociación con la UE

Theresa May
La primera ministro británica, Theresa May, ante el 10 de Downing Street (AFP).

El parlamento de Westminster dio luz verde a la tramitación de la ley sobre le Brexit esta misma semana. Es la primera de las hasta seis votaciones que tendrá que pasar un texto de no más de 130 palabras, elaborado así para no descubrir ninguno de los matices de la estrategia que seguirá Downing Street en las largas y arduas negociaciones que deberán abrirse con la Comisión Europea para la salida de Reino Unido de la UE. Y lo votaron a pesar de que días antes diputados de todos los grupos exigieron a Theresa May más información para poder apoyar una ley que la Corte Suprema ha obligado al Gobierno a presentar para poder activar el artículo 50 de los tratados europeos, el que prevé la desconexión de un Estado miembro.

La primera ministra se vio obligada, entonces, a prometer la publicación en breve de un ‘libro blanco’ que explicara las intenciones, estrategias y objetivos de su Gobierno para dar cumplimiento al mandato de los ciudadanos, que aprobaron en referéndum el pasado junio la salida del país de la Unión Europea. Y ha sido este jueves cuando la publicación ha visto la luz. Ni May ni su ministro para el Brexit, David Davis, tenían intención de dar tanta información para no descubrir sus cartas. Y, aunque el documento consta de 77 páginas, no termina de entrar en detalles, por ejemplo en una de las bazas negociadoras de Londres: el futuro estatus de los ciudadanos comunitarios en Reino Unido.

Y es que el ‘libro blanco’ sí adelanta que será necesario aprobar un nuevo sistema de inmigración y aduanas una vez se consume la ruptura, pero deja abierta intencionadamente la concreción de cuál será el futuro de los trabajadores europeos en el país. Con eso quiere jugar May en el intercambio de cesiones que sin duda habrá que hacer entre las dos partes, ya que lo que sí explicita Londres es que quiere mantener «el máximo posible» acceso al mercado único europeo.

Para el ministro Davis, «los mejores días [de Reino Unido] aún están por llegar» y ha prometido que seguirá habiendo una relación estrecha con el resto del continente, pero ha advertido del riesgo de una «transición interminable» en términos de acuerdos y legislación. «No es lo que necesitamos, no es lo que buscamos», ha subrayado.

Davis, en cambio, ha abogado por un «proceso progresivo de aplicación de nuevos acuerdos» que deberá incluir normativas específicas para aclarar el futuro marco migratorio o de aduanas. En este sentido, ha defendido que será necesario que «las dos partes» terminen de concretar los aspectos de su futura relación.

«Tortura mental» para los afectados

Una de las cuestiones que sigue en el aire es el estatus legal que tendrán los ciudadanos de la UE que residan en Reino Unido, así como los británicos expatriados. Según el ‘libro blanco’, «no ha sido posible» concretar esta cuestión, a pesar de que el documento lo marca como «una de las principales prioridades del Gobierno para las próximas negociaciones», informa el periódico The Guardian.

Davis ha insistido en que Reino Unido no va a «expulsar» a nadie tras la firma del acuerdo de Brexit, después de que el diputado laborista Nigel Evans haya hablado de «un tipo de tortura mental» para quienes están a expensas de que se aclare su futuro.

«Reino Unido quiere darle a la gente la certeza que quiere cuanto antes», promete Londres, que prevé consultas con distintos grupos para conocer de primera mano cuáles son las necesidades de inmigrantes y emigrantes de cara al futuro escenario.

No obstante, el Gobierno de May ya asume como algo básico que los británicos residentes en otros países de la UE tengan «fácil acceso al sistema sanitario», una de las preocupaciones que ha expresado por ejemplo la comunidad en España.

Control migratorio

El Ejecutivo británico estudia «cuidadosamente» las opciones relativas al control migratorio, toda vez que quiere entender «el impacto sobre los diferentes sectores de la economía y el mercado laboral». Londres sugiere un «proceso progresivo de implantación» de los controles para dar margen a empresas y trabajadores a adaptarse.

En relación a los estudiantes, las fronteras seguirán abiertas, al menos a corto plazo, según promete el Gobierno de May en su ‘hoja de ruta.

Es aquí donde Londres descubre qué quiere a cambio de abrir la mano en el tema migratorio, al detallar que otro de sus objetivos es también obtener «el comercio de bienes y servicios más libre y con menos fricciones que sea posible», dentro de «un ambicioso y completo acuerdo de libre comercio» que implica, para Londres, asumir que quedará fuera del actual mercado común.

Reino Unido se define como «un defensor del libre comercio», si bien asume que no podrá cerrar nuevos acuerdos con otros países o regiones hasta que no haya salido de forma definitiva de la Unión Europea. Hasta entonces, lo más que puede hacer es «prepararse».

Davis ha asegurado que una nueva «alianza estratégica» con la UE será «mutuamente beneficiosa».

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