La matanza del Estado Islámico deja 129 muertos y 99 heridos críticos

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La oleada de ataques casi simultáneos en París la noche del viernes ha dejado ya 129 muertos y en torno a 349 heridos, 99 de ellos en estado crítico. El Estado Islámico se atribuyó la masacre de la sala Bataclan, las detonaciones en el entorno del Estadio de Francia y los tiroteos en bares y restaurantes céntricos.

Los verdugos murieron matando, activando por ejemplo cinturones explosivos en el caso de la sala de espectáculos antes de ser atrapados o abatidos. En aquel lugar, que se encontraba abarrotado (tiene un aforo de 1.500 asistentes) perdieron la vida 89 personas. Los asaltantes irrumpieron en pleno concierto de Eagles of Death Metal. En el lugar, las fuerzas de seguridad encontraron dos pasaportes, uno egipcio y otro sirio que pertenece a un refugiado que pasó por Grecia, concretamente por la isla de Leros.

«Dos o tres individuos a cara descubierta entraron con armas automáticas de tipo kalashnikov y empezaron a disparar de forma indiscriminada contra la gente», narró desde el interior Julien Pierce, locutor de la radio Europe 1. «Duró unos 10 o 15 minutos. Fue sumamente violento y hubo una ola de pánico». Otro testigo confirmó que todo comenzó al grito de «Alá Akbar» («Dios es grande»).

Pierre Janaszak, de 35 años, también en Bataclan durante el desarrollo de los hechos, declaró a la agencia local France Press (AFP): «Les he oído decir claramente a los rehenes: ‘La culpa es de (François) Hollande, la culpa es de vuestro presidente, no tiene por qué intervenir en Siria. Hablaron también de Irak».

A la caza de cómplices o colaboradores

Las fuerzas de seguridad acabaron entrando para poner fin al secuestro y a la sangría. Minutos después se acercaba a la zona el presidente francés acompañado por varios de sus ministros. Allí prometió un «combate implacable» contra el terrorismo. Antes, en un mensaje a la nación, había decretado el estado de emergencia y ordenado cerrar las fronteras, aunque esta última medida fue anulada unas horas más tarde.

Otro de los focos fue Saint Denis, donde se disputaba un Francia-Alemania amistoso. El propio público del Estadio de Francia (80.000 personas) pudo escuchar estruendo en el exterior, incluidos los jugadores. La instalación fue desalojada. Fuera, un inocente y tres asesinos habían muerto.

El resto de ataques tuvieron lugar en un restaurante camboyano, en la terraza de una pizzería cerca de la plaza de la República y en una cafetería y un restaurante japonés, generando pánico en toda la ciudad, donde las autoridades llamaron a que nadie saliera de casa salgo situación de extrema emergencia.

Los principales líderes internacionales se volcaron en lanzar mensajes de apoyo a la nación golpeada y se comprometieron a colaborar. Soldados controlan sus calles: siguen sueltos cómplices o colaboradores que conviene atrapar cuanto antes.

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