El manjar de dioses que todo el mundo desayuna en León, pero difícil de encontrar en el resto de España

Dicen que el desayuno es la comida más importante del día, y si es así, tiene que ser sabroso. En León lo tienen claro, por eso comen un manjar que hace sencillo empezar el día.
Es sencillo pero sabroso y apenas se encuentra fuera de la provincia, aunque podría extenderse fácilmente. No lleva ingredientes raros ni técnicas complicadas, y claro, no es la típica tostada con tomate.
Este es el manjar que todo el mundo desayuna en León
En León, muchos deciden desayunar una combinación infalible: pan tostado con aceite de oliva y lonchas finas de cecina. La clave está en esa carne curada que, aunque a veces pasa desapercibida en el resto del país, es casi sagrado en la región.
No hay nada raro en este desayuno. Es simple, pero muy bueno: un pan crujiente, de calidad (el de la panadería de confianza), un aceite que sea bueno, y la cecina (ahumada, salada, con una textura firme) forman la combinación perfecta. Con esto, y un café al lado, se puede dar por empezado el día.
Pero claro, para quienes prefieren darle un toque extra, también está la opción de añadirle vegetales. Sobre dos rebanadas de pan tostado se colocan lonchas de cecina, tomates cherry cortados, alguna hoja verde (como canónigos o pimientos) y un chorrito de aceite. Sal y pimienta, y listo. No hay que pensarlo mucho más. Incluso le queda bien un poco de queso rallado.
Lo más curioso de esta combinación es que, siendo tan sencilla, sea tan difícil encontrarla fuera de Castilla y León. La mayoría de los bares optan por lo de siempre: jamón, tomate, queso… Pero la cecina, con ese sabor ahumado sigue siendo un tesoro más bien local.
¿Cómo se hace la cecina?
La cecina se elabora con cortes del cuarto trasero de vacas que han vivido al menos cinco años y pesan más de 400 kilos. Todo empieza con un perfilado cuidadoso de las piezas. Después, se cubren con sal marina para extraer el agua y favorecer su conservación. Una vez lavadas, las piezas se cuelgan y se dejan reposar al frío durante semanas, permitiendo que el aire haga su trabajo.
En algunas fases, se ahuman con leña de encina o roble, lo que le da ese aroma inconfundible. Luego llega el momento más largo: la curación. Puede durar de siete a veintidós meses, dependiendo del tamaño y la grasa. Durante ese tiempo, la carne se transforma. Pierde humedad, gana sabor, y desarrolla ese color oscuro y ese aroma intenso.
Formas de disfrutar la cecina en casa
La cecina no es sólo para la tostada del desayuno. Ya que se tiene, es momento de aprovecharla al máximo. Se puede comer loncheada, con un chorrito de aceite de oliva y pimienta, o agregarla a platos más elaborados: ensaladas con hojas verdes y queso curado, pizzas artesanas, salsas, cremas o incluso como relleno de empanadas y cachopos.
Y claro, en una tabla de embutidos también destaca. Un queso suave, como el brie, puede darle ese contraste que necesita.