Sánchez designa a Alegría como sucesora en el PSOE en caso de un descalabro en 2023

Pilar Alegría
La ministra de Educación, Pilar Alegría. Foto: Europa Press.
Joan Guirado

Pilar Alegría es la clara apuesta de Pedro Sánchez para sucederle al frente del PSOE. La actual portavoz socialista y ministra de Educación es un valor al alza en el partido y lleva tiempo figurando en los planes del presidente del Gobierno. El primer paso era convertirla en el relevo de Javier Lambán, presidente socialista de Aragón. Pero la salida precipitada de Adriana Lastra, forzada a dimitir por la pérdida de confianza de Sánchez, ha obligado al líder del PSOE a cambiar el guión que tenía escrito para la ministra, convirtiéndola en la cara visible del partido.

Se desvanece así la vía de Félix Bolaños al que, hasta hace poco, se miraba como pieza clave para la transición una vez Sánchez abandone la secretaría general del PSOE. En las últimas semanas, la relación entre el presidente y el ministro de la Presidencia se ha ido deteriorando. Sánchez está especialmente molesto por la gestión de algunas votaciones en el Congreso de los Diputados, que han pendido de un hilo hasta el último minuto. Ejemplo revelador de ese malestar es que Bolaños no fue promocionado en la remodelación de la dirección socialista.

El hecho de situar ahora a Alegría como portavoz del PSOE, aseguran fuentes cercanas al presidente, «es una plataforma» para el futuro. Ese cargo le permite ser una cara visible sin tener que tomar decisiones de alto nivel que puedan provocar desafección con los afiliados. También se mantiene al margen de otros puestos más conflictivos, como la vicesecretaría -cargo que ocupa María Jesús Montero- o la secretaría de Organización, donde sigue Santos Cerdán. En ambos cargos se pondrán todas las miradas en los próximos meses en caso de un descalabro en las urnas en las municipales, autonómicas y generales. Montero y Cerdán, además, serán los responsables de dar la cara ante los medios cuando las cosas no vayan bien. Los dos «están más quemados».

Rival

Pilar Alegría nunca ha sido considerada una sanchista. En 2014, el ahora secretario general del PSOE le pidió a su compañera de bancada en el Congreso, diputada por Zaragoza, que se incorporase a su candidatura para liderar el partido. Alegría lo rechazó y se unió al equipo perdedor de Eduardo Madina. Tres años después, ejerció de portavoz de la candidatura de Susana Díaz en las primarias tras la defenestración de Sánchez. En Aragón fue candidata a la Alcaldía de Zaragoza -ganó pero no pudo gobernar- y delegada del Gobierno.

Ahora, es una de las personas de máxima confianza de Sánchez. Cuando Bolaños le avisó, hace un año, que Sánchez la quería en Madrid, pensó que, como mucho, le ofrecería una Secretaría de Estado. Y Sánchez la hizo ministra. Ahora, en el entorno de Sánchez, en el de la propia Alegría, así como en Ferraz, dan ya por hecho que el futuro del PSOE pasa por ella. 

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