Sánchez afronta el primer debate electoral en modo «víctima» bajo la sombra de un pacto con C’s
Desde el entorno del presidente explican que el candidato socialista se ha preocupado especialmente de esbozar un discurso propositivo, más allá de las críticas que reciba de "las derechas" por su nefasta gestión.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, afrontará este lunes el primero de los dos debates ‘a cuatro’ de esta campaña del 28-A atribuyéndose el papel de «víctima», el de un jefe del Ejecutivo al que no han dejado seguir adelante con la «agenda social» de su «proyecto progresista». Ni sus aliados de Podemos, con la amenaza de endurecer sus reclamos tras la caída de los Presupuestos, ni PP y Ciudadanos, que han hecho una férrea oposición al Gobierno socialista por el frenazo en el crecimiento y sus concesiones al separatismo catalán.
También sobrevolará el debate la posibilidad de una eventual alianza entre socialistas y naranjas si dan los números. Una reedición del Pacto del Abrazo de 2015 que si bien Ciudadanos rechaza de plano ahora mismo, no termina de ser descartada en círculos políticos y empresariales influyentes.
Entretanto, Sánchez ha estado en las últimas horas preparando los debates con su jefe de gabinete y coordinador del comité electoral, Iván Redondo, entre otros. El líder socialista y su equipo han trabajado la adopción de un perfil «zen» con el que encajar los golpes de sus adversarios, según fuentes del PSOE citadas por la agencia Efe.
Desde el entorno del presidente explican que el candidato socialista se ha preocupado especialmente de esbozar un discurso propositivo, más allá de las críticas que reciba de «las derechas» por su nefasta gestión. De este modo, su intención es hacer un debate «de guante blanco» y sacar el máximo partido al «todos contra Sánchez» que espera encontrar en el plató. El secretario general del PSOE cree que incluso recibirá «insultos», por lo que pidió que los debates se realizarán fuera de horario infantil. El organizado por TVE de este lunes —mañana martes será el de Atresmedia— arrancará esta noche a las 22 horas.
Por su parte, el líder del PP, Pablo Casado, es el que se ha mostrado más relajado a la hora de encarar este primer debate. Y ello, pese a que los populares podrían tocar suelo si obtienen un porcentaje de voto inferior al 26,3% que obtuvo Manuel Fraga con Alianza Popular en 1982. Con todo, en el equipo de Casado son optimistas y afirman que incluso quedando por debajo de dicho porcentaje tiene posibilidad de gobernar liderando un bloque de centroderecha.
«En plena remontada»
Casado, que fue el único de los cuatros candidatos del debate que hizo campaña electoral este domingo, rechaza los malos augurios de las encuestas y está convencido de que su partido está «en plena remontada». En ese sentido, confía en un «empujón final» para sumar votos en torno al PP. Los dos debates televisados se le presentan como una ventana idónea para afianzar su lema de «valor seguro» y su apelación al «voto útil».
El líder de los populares, que ha preparado los debates junto a tres colaboradores de su máxima confianza (su jefe de Gabinete, Javier Fernández-Lasquetty; el vicesecretario de Organización, Javier Maroto, y la directora de Comunicación del partido, María Pelayo), reprochará a Sánchez que no haya querido someterse a un ‘cara a cara’ con él como el que mantuvo con Mariano Rajoy en 2015.
En cualquier caso, Casado afronta con tranquilidad estas dos citas, a las que irá «a pasarlo bien» y mostrarse tal como es, según fuentes cercanas. El presidente del PP entiende, además, que es difícil ganar o perder un debate ‘a cuatro’, por eso lo ve más como una oportunidad para mostrar su alternativa de Gobierno, estando dispuesto a una reedición de los acuerdos en Andalucía tras los comicios del pasado 2-D.
Además, la candidatura de Casado ya ha avanzado que éste no lanzará grandes ataques contra Ciudadanos, sino que se centrará en el «adversario», en alusión a Pedro Sánchez.
Rivera sí se dirigirá a Casado para retarle una vez más a que acepte formalmente antes del 28-A la oferta de un Gobierno de coalición
Por su parte, desde la formación de Albert Rivera ven también decisivos estos debates porque el líder naranja podrá dejar claro a una audiencia amplia que sólo hay dos opciones: que Pedro Sánchez siga gobernando con los independentistas o que lo haga el líder de C’s con Pablo Casado.
Por eso, el rival a abatir para Rivera será igualmente el presidente del Gobierno. No obstante, el dirigente centrista sí se dirigirá a Casado, al que ve como un potencial aliado, para retarle una vez más a que acepte formalmente antes del 28-A la oferta de un Gobierno de coalición como única salida para «echar» al presidente, subrayan fuentes de la dirección de Ciudadanos.
En el cuartel general de la formación naranja valoran que Rivera se desenvuelve con soltura en este formato al manejar muy bien la confrontación dialéctica. Con todo, cuenta con el asesoramiento tanto de su equipo más cercano, con el que ha estado reunido, como del responsable de Comunicación de C’s, Fernando de Páramo.
Además, en el partido naranja creen que el debate de Atresmedia del martes, que se jugará como una «segunda vuelta», servirá para amarrar los mensajes y animar al electorado indeciso, que según los estrategas de Rivera está sobre todo en el centroderecha.
Movilización
En cuanto a Unidas Podemos, consideran estos dos debates un «momento crucial» de la campaña para recuperar el terreno perdido. La formación de Pablo Iglesias pedirá a Sánchez que aclare si tiene intención de pactar con Ciudadanos tras el 28-A, un partido que, en su opinión, «pone en riesgo los derechos y libertades tanto como Vox». El líder de la coalición, Pablo Iglesias, ha estado encerrado en su casoplón de Galapagar para preparar la doble cita televisiva, según recogió Efe.
Desde Podemos deslizan que Iglesias también tratará de explicar sus propuestas y sobre todo buscará convencer a los indecisos, procedentes fundamentalmente de la abstención, en su caso. La movilización del electorado de extrema izquierda será uno de los objetivos del líder morado, algo en lo que anda empeñado desde la «alerta antifascista» que lanzó la noche de las elecciones andaluzas.