El Rey bate el récord de audiencia histórico: 10,7 millones vieron su mensaje de Navidad

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El mensaje de Navidad de Felipe VI batió el récord de audiencia histórico con 10,7 millones de espectadores, con un 71% de cuota de pantalla. El discurso más esperado, y el que más presión política había recibido, logró superar la mejor marca de espectadores, lograda por su padre Juan Carlos I en 1993 (10,2 millones).

Según datos de Kantar Media ofrecidos por Barlovento Comunicación, el mensaje del Rey de este 2020 ha sido el más visto desde que hay registros (1992), ya que solo en 1993 se lograron superar los diez millones de espectadores (10.254.000). No obstante, en varios años se supera el porcentaje de cuota de pantalla obtenido este 2020.

En comparación a 2019, cuando la audiencia fue de 7,5 millones con un 65,1% de cuota en el acumulado de las 25 cadenas, se produjo un aumento de 3.223.000 espectadores, con un consumo total de televisión de 16,5 millones –5,3 millones má– y un incremento de casi 6 puntos en cuota de pantalla.

Los datos reflejan que los segmentos demográficos donde el mensaje navideño del Rey tuvo mayor seguimiento son entre las mujeres, los mayores de 25 años y las regiones de Castilla León, Aragón y Asturias, que registraron los mayores porcentajes de cuota de pantalla (86,9%, 82,9% y 81,6%, respectivamente). Por contra, Cataluña (46,5%) y País Vasco (58,6%) fueron las comunidades donde menos se vio el mensaje.

No cedió a las presiones de Moncloa

Las presiones sobre Zarzuela para que el Rey incluyese en su discurso de Nochebuena una mención expresa a Don Juan Carlos han sido constantes en las últimas semanas. La ambición de Moncloa era que, además, el monarca avalase la urgencia una de las iniciativas en la agenda del Ejecutivo: una nueva ley de la Corona que reconsidere su actual marco regulador. Sin embargo, como ya había adelantado OKDIARIO, Felipe VI no cedió a esas pretensiones.

Consciente de que el discurso de este año sería observado con lupa, y no se equivocaba ya que lo siguieron 10,7 millones de españoles, Don Felipe firmó una intervención contundente en la que, manteniendo la debida cautela, no eludió su deber de exigir limpieza a todo el mundo y marcó implícitamente las distancias con el reinado de su padre. «Ya en 2014, en mi Proclamación ante las Cortes Generales, me referí a los principios morales y éticos que los ciudadanos reclaman de nuestras conductas», recordó el Rey. «Unos principios», prosiguió, «que nos obligan a todos sin excepciones; y que están por encima de cualquier consideración, de la naturaleza que sea, incluso de las personales o familiares».

«Así lo he entendido siempre, en coherencia con mis convicciones, con la forma de entender mis responsabilidades como Jefe del Estado y con el espíritu renovador que inspira mi Reinado desde el primer día», subrayó el jefe del Estado.

Este periódico ya adelantó que Don Felipe no esquivaría la exigencia de un comportamiento ejemplar en la órbita pública. El jefe del Estado ha respetado su cita puntual con los españoles, muy golpeados por la crisis sanitaria y económica de la pandemia, preservándola de cualquier injerencia política. La intervención ha sido un desplante a los intentos de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias de interferir en la labor del monarca.

En estos meses, el Rey ha recibido infinidad de presiones, procedentes del propio Ejecutivo, para que Don Juan Carlos abandonase España y regularizase su situación fiscal. El Rey no ha cedido a lo que muchos dentro del Gobierno pretenden: vincular lo ocurrido con el Emérito con la institución monárquica. Una estrategia de desgaste de la Corona impulsada por Podemos y particularmente por su líder Pablo Iglesias, que exhibe sin tapujos su ambición de abrazar un «horizonte republicano» en España.

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