Una querella del PP al vicealcalde de Ciudadanos en Murcia anticipó la moción de censura
El vicealcalde de Murcia y portavoz de Ciudadanos en el ayuntamiento, Mario Gómez, fue denunciado hace una semana por los populares por un presunto delito de violación de secretos.
Inmediatamente después de interponer una querella contra una pieza clave de sus socios de Gobierno en Murcia, el vicealcalde, Mario Gómez, el Partido Popular salió al quite para aclarar que denunciar ni más ni menos que al vicealcalde de tu socio de gobierno en la ciudad nada tenía que ver con el pacto que ha mantenido en la Alcaldía murciana a un edil ‘popular’, José Ballesta, desde las últimas elecciones municipales. Nadie sospechaba una moción de censura en ese momento. Nadie menos Ciudadanos
O el PP murciano pecaba de iluso o en Ciudadanos se tomaron la parte por el todo, pero el caso es que esa querella fue la chispa que hace sólo una semana encendió la mecha que ha terminado con una reacción en cadena que al Partido Popular le hará perder el poder en la ciudad y en la Región de Murcia.
Esa es otra de las claves para comprender lo ocurrido en los últimos días. ¿Por qué extrapolar una ruptura de gobierno local a toda una comunidad autónoma? Alguien sin duda inspiró al partido naranja toda vez que ellos se vieron legitimados para presentar la moción de censura municipal.
La historia de odio entre el teniente de alcalde de Murcia de Ciudadanos y sus socios y compañeros de gobierno del PP viene de lejos. Ya en el mes de octubre Gómez protagonizó un episodio que le acabó llevando a denunciar en comisaría la aparición de pintadas a las puertas de su domicilio. Y esa denuncia por aquel acto de vandalismo llevó a más y acabó vertiendo serias sospechas de manipulación de contratos menores en el Ayuntamiento de Murcia. Uno de los extremos que al parecer más preocupó al Partido Popular de Murcia fue la filtración de un correo electrónico a la prensa local.
Un mail filtrado
En el mail en cuestión podía leerse la conversación entre un alcalde pedáneo de Murcia y un empresario contratado para instalar las luces de Navidad. El regidor en cuestión le recomendaba al empresario que fraccionara los pagos en cantidades que estuvieran por debajo de las que se ven sometidas a controles en el Ayuntamiento. Los ‘populares’ siempre creyeron que Gómez estuvo detrás de la citada filtración, así que eso sumado a que tras el episodio de las pintadas el teniente de alcalde acabó hablando con la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales acerca de sus sospechas sobre algunos contratos en el Consistorio, para lo que aportó documentación municipal, fue más que suficiente para provocar la reacción del PP.
Aquella maniobra de Gómez se conoció el mismo día que el Partido Popular decidió querellarse contra él por los delitos de infidelidad en la custodia de documentos y violación de secretos. Ojo a esto, porque Ciudadanos lleva más de dos días repitiendo que han roto el pacto de gobierno por asuntos de presunta corrupción, sin embargo, fue el propio Gómez quien sembró esas sospechas hace más de cinco meses. ¿Por qué no hubo moción de censura entonces? Porque el PP no se había querellado contra él.
Conscientes de la gravedad de querellarse contra un socio de gobierno, el PP murciano quiso dejar claro la semana pasada que su problema empezaba y acababa con Gómez. Lo aclaró uno de sus concejales en el consistorio murciano, Jesús Pacheco, quien explicó que la denuncia se interponía de manera exclusiva contra Gómez y que no afectaba ni a Ciudadanos ni al pacto de Gobierno suscrito entre ambos partidos.
Tanta calma quiso transmitir el Partido Popular que Pacheco llegó a decir que la continuidad del pacto no peligraba debido a la, atención, relación cordial existente entre la dirección regional del PP y los otros concejales naranjas del ayuntamiento de la capital murciana. Pacheco sabía por qué debía especificarlo, ya que la gravedad de las acusaciones contra Gómez no iba a pasar desapercibida.
El PP aseguraba tener documentos gráficos que delataban a Gómez revelando información de documentos custodiados por los servicios jurídicos del consistorio y que versarían sobre pequeños contratos públicos relacionados con asuntos como el alumbrado de la ciudad y las fuentes municipales.
Entre ambos hechos, los que Gómez contó en octubre y la querella del PP de la semana pasada, también hubo una moción para que un concejal del PP dimitiera tras presuntamente haber recibido una vacuna contra el Covid que no le correspondía.
Vamos que el ambiente era propicio para que durante una semana el teniente de alcalde querellado convenciera a su grupo de que el pacto de Gobierno ya era insostenible, curiosamente así debió parecérselo a él y a su partido para impulsar una moción de censura, pero después de ser querellado, y no antes.