Sánchez retrasa los cambios en el Gobierno a la espera de saber si las elecciones catalanas son el 14-F
Pedro Sánchez quiere esperar a tener un calendario certero antes de impulsar reformas de calado en su gabinete
Sánchez garantiza a Iglesias que no tocará a ningún ministro de Podemos tras la salida de Illa


La semana pasada, cuando se oficializó que Salvador Illa sería el candidato del PSC a la presidencia de la Generalitat, el todavía ministro de Sanidad estaba convencido de que debía dimitir ipso facto del cargo que ocupaba para centrarse en la campaña catalana. Pero Moncloa se lo impidió. Pedro Sánchez e Iván Redondo, los dos principales impulsores del relevo de Miquel Iceta, convencieron al ministro que no era bueno abandonar sus responsabilidades sin saber, todavía, si los comicios se mantendrían para el 14 de febrero o no.
Sánchez, que hace muchos meses que buscaba una excusa para forzar una crisis de gobierno, no tiene prisa ahora para realizar esta acometida. Sus planes pasan por una carambola política que implica bien al PP o bien la reforma de leyes en el Congreso que, para que se pueda llevar a cabo, le obligan a ganar tiempo. Así pues, el jefe del Ejecutivo impone ahora calma y tranquilidad. En dos o tres semanas, el escenario será mejor para llevar a cabo las reformas que el presidente socialista quiere impulsar, aseguran en su entorno.
El primer escollo a superar es el 15 de enero. Ese día, los partidos catalanes, decidirán si se mantienen o no las elecciones en Cataluña para el 14 de febrero. La situación epidemiológica en esta comunidad, con un aumento de casos exponenciales diarios, ponen en duda la celebración de los comicios. Fuentes del Govern, consultadas por OKDIARIO, reconocen que «no hay garantías de que se puedan desarrollar con total seguridad» aunque admiten que «la última palabra la tendrá la mesa de partidos». Si la cosa sigue igual, sin embargo, parece que sí hay unidad para que se vuelva a aplazar la jornada electoral.
Saber pues si Cataluña votará o no el 14 de febrero es clave para el calendario que maneja Sánchez de cara a anunciar los cambios en su gabinete. Si las elecciones se mantienen para ese día, algo que se sabrá la semana que viene, lo más probable es que Salvador Illa abandone el cargo de ministro la última semana de enero. También entonces sabremos si la crisis es más amplia, como se ha apuntado últimamente, o se reduce únicamente al cambio obligatorio por la salida del titular de Sanidad.
Ese escenario de finales de enero, dicen en Moncloa, abre la puerta a que la reforma sea mucho más ambiciosa que lo que se había planteado hasta ahora. Incluso superando la mayor de las previsiones, cuando el presidente pretendía relevar a los ministros de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y Ciencia e Innovación, Arancha González Laya y Pedro Duque, aupándolos a nuevos cargos a nivel internacional. Los cambios en los órganos del poder judicial, que llevan ya un retraso importante, podrían ser la guinda del pastel para mover fichas que muy pocos se esperan.
Perdida la oportunidad de tener a dos españoles al frente de la Organización Mundial del Comercio y la Agencia Espacial Europea, por el fracaso de las candidaturas de González Laya y Duque, los dos ministros mantendrán sus funciones intactas en el Ejecutivo. En el caso de Duque, señalan algunas fuentes, podría incluso sumar alguna más si se opta por una reorganización de carteras que permita la reducción de ministerios. Las salidas, de producirse, vendrían por la parte de los departamentos considerados de Estado, los de mayor peso político y que están todos en manos de representantes del Partido Socialista. Es lo único que Pedro Sánchez tiene en sus manos a día de hoy, atendiendo a los acuerdos firmados entre los dos partidos de la coalición.
Y es que quienes también mantendrán sus funciones intactas, como Laya o Duque, serán los ministros de Podemos. Pese a las presiones de diferentes sectores del PSOE, hartos de las deslealtades, desplantes y el mal funcionar de algunos de los ministros morados, el presidente del Gobierno garantizó hace unos días a su vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, que no iba a relevar a ninguno de sus cinco ministros. Como mínimo en esta primera crisis de gobierno que se avecina para finales de mes. Si tiene que caer algún ministro de Podemos, señalan en el entorno de Pedro Sánchez, será porque lo decida Iglesias. Una afirmación que lleva implícito el reconocimiento del presidente de que existen dos gobiernos dentro del mismo gobierno y que ya no depende únicamente de él, como así ha sido siempre, el nombramiento o cese de miembros de su gabinete.