Ni pasar frío ni calor en el coche: la DGT dice la temperatura perfecta para conducir en invierno
Con la llegada del frío y la bajada de las temperaturas, el uso de la calefacción en el coche se convierte en algo habitual para millones de conductores. Mantener el vehículo a una temperatura agradable es esencial no sólo para mejorar la sensación de bienestar durante el trayecto, sino que también influye directamente en la seguridad vial. Tanto el exceso de frío como de calor pueden afectar a la atención, los reflejos y la capacidad de reacción al volante, así que es de especial interés cuál es la temperatura a la que la DGT recomienda conducir en invierno.
Uno de los errores más habituales en invierno es poner la calefacción al máximo nada más arrancar el coche. Cuando el motor está frío, el sistema tarda unos minutos en generar aire caliente, por lo que forzar la calefacción desde el principio es ineficaz y, además, puede aumentar el consumo de combustible y forzar la mecánica. Lo más aconsejable es iniciar la marcha con suavidad y regular la temperatura de la calefacción de forma progresiva a medida que el motor alcanza su temperatura óptima de funcionamiento.
¿Cuál es la temperatura ideal para conducir en invierno?
Según las recomendaciones de la DGT y la Asociación Española de Entidades Colaboradoras de la Administración en la Inspección Técnica de Vehículos (AECA-ITV), la temperatura ideal dentro del coche durante los meses más fríos del año debe oscilare entre los 19 y los 22 grados.
Conducir con una temperatura inferior a los 19 ºC puede provocar una pérdida progresiva de sensibilidad en manos y pies, algo especialmente peligroso cuando se requiere una respuesta rápida ante un imprevisto, como un obstáculo en la calzada. El frío favorece el entumecimiento muscular, reduce la agilidad en los movimientos y puede ralentizar el tiempo de reacción al frenar, girar el volante o accionar los pedales.
En el extremo opuesto, superar los 22 grados dentro del vehículo tampoco es recomendable. Una temperatura elevada favorece la somnolencia, el cansancio y la pérdida de concentración, tres factores que aumentan el riesgo de sufrir un accidente. Además, el calor intenso puede generar sensación de agobio, irritabilidad y mayor fatiga mental, reduciendo la capacidad de anticipación ante situaciones imprevistas.
Más allá de conocer la temperatura a la que la DGT recomienda conducir en invierno, existen una serie de recomendaciones clave para mejorar la seguridad y el confort durante la conducción en invierno. Lo primero es ponerse al volante sin un abrigo voluminoso, ya que este limita la libertad de movimiento y puede impedir que el cinturón de seguridad se ajuste correctamente al cuerpo.
Por otro lado, no es aconsejable dejar encendida la calefacción cuando el coche está parado por más de dos o tres minutos. Esto puede generar vaho y aumentar el consumo innecesario. Finalmente, es fundamental regular adecuadamente las salidas de aire, priorizando la zona inferior del habitáculo para una mejor distribución del calor.
Consejos prácticos
Los meses más fríos del año traen consigo una combinación de fenómenos meteorológicos adversos (lluvia, nieve, hielo, viento y niebla) que incrementan el riesgo de accidentes, especialmente en un periodo con menos horas de luz y cambios bruscos del tiempo. Por este motivo, los expertos en seguridad vial insisten en la importancia de adaptar la conducción a las condiciones de la carretera.
La lluvia es el fenómeno más frecuente y uno de los que más impacto tiene en el tráfico. Cuando el asfalto está mojado, los neumáticos pierden adherencia y aumenta la distancia de frenado, un riesgo que se agrava durante los primeros minutos de precipitación, cuando el agua se mezcla con polvo y grasa acumulados en la calzada. En 2024 se registraron 3.397 siniestros con víctimas relacionados con la lluvia, que provocaron 72 fallecidos. Ante estas situaciones, se recomienda reducir la velocidad, aumentar la distancia de seguridad y evitar maniobras bruscas.
El hielo y la nieve suponen un peligro añadido. La nieve puede ocultar señales y marcas viales, mientras que el hielo, difícil de detectar, reduce la adherencia al mínimo, especialmente en zonas sombrías o con temperaturas por debajo de los 3 grados. En 2024 se contabilizaron 107 siniestros con víctimas relacionados con nieve o granizo. Circular con suavidad y utilizar cadenas o neumáticos de invierno cuando sea necesario resulta fundamental.
El viento fuerte, aunque invisible, puede desestabilizar el vehículo, sobre todo al adelantar o al cruzarse con camiones y autobuses. También la niebla, menos frecuente pero muy peligrosa, reduce drásticamente la visibilidad y humedece el asfalto. El año pasado se produjeron 1.004 accidentes con víctimas por niebla, con 24 fallecidos.
Por último, la Dirección General de Tráfico trabaja en una modificación del Reglamento General de Circulación que obligará, en caso de nieve o hielo abundantes, a circular por el carril derecho en autopistas y autovías, dejando libre el izquierdo para los servicios de emergencia y quitanieves, con el objetivo de mantener la seguridad y la fluidez del tráfico en condiciones extremas.
