Iglesias exigió a Sánchez negociar el asalto a la Justicia a espaldas del ministro Campo

Pablo Iglesias
Pablo Iglesias, Pedro Sánchez y Juan Carlos Campo, ministro de Justicia.
Carlos Cuesta

El último capítulo de las deslealtades de Podemos con el PSOE se ha fraguado a lomos de la reforma del Poder Judicial. Pablo Iglesias exigió a Pedro Sánchez negociar el asalto a la Justicia a espaldas del ministro Juan Carlos Campo. Y el presidente del Gobierno, como ya es habitual, cedió. El resultado es descriptible: una reforma judicial manchada de arriba a abajo por el deseo de manipular la elección de los vocales del Poder Judicial, de controlarlos políticamente. Y una reforma que ha recibido ya el rechazo de la UE.

La reforma buscaba elegir a los vocales del Consejo General del Poder Judicial, no sólo por los políticos, sino por los políticos que integren cada Gobierno con total obscenidad: por mayoría absoluta y no por el esquema de mayorías reforzadas exigido en el momento para garantizar que, al menos, se tengan que poner de acuerdo los políticos de un espectro con los del área ideológica.

El asalto a la Justicia ha sido combatido por Europa y ha supuesto, incluso, que se recuerde que la concesión del rescate de la UE de 140.000 millones queda supeditado al mantenimiento de los pilares básicos del estado de derecho. Entre ellos, por supuesto, una mínima independencia judicial.

Pues bien, esa reforma, impulsada por el PSOE, no lo fue por todo el PSOE. El ministro de Justicia del Gobierno socialcomunista, Juan Carlos Campo, nunca estuvo a favor de la reforma. De hecho, no pudo ni estarlo ni dejar de estarlo hasta que ya era tarde: porque se encontró la reforma, ya diseñada por Moncloa y Podemos, en el Consejo de Ministros.

Campo, en desacuerdo

El ministro de Justicia no compartió el signo de esa reforma, precisamente, por la evidente obscenidad de la intromisión política en la órbita judicial. Y Campo no deja de ser un magistrado con conocimiento de su profesión y del clima que viven los jueces en estos momentos ante el evidente asalto a la Justicia.

De hecho, Campo ha seguido negociando con el PP una reforma basada en un esquema de menor control. El ministro, en esa línea, incluso ha dado el ‘ok’ a cerrar el pacto de la Justicia con el PP para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), tal y como ha publicado OKDIARIO.

Pero, en contra de lo que defiende públicamente su propio Gobierno, es Podemos quien bloquea actualmente el acuerdo. Y es que, mientras Campo acepta un pacto entre PSOE y PP para impulsar, cada uno de estos partidos, 10 nombres de vocales para el órgano de gobierno de los jueces, es el propio Pedro Sánchez quien se ha encontrado con el freno de Pablo Iglesias al cierre del acuerdo por la insistencia del vicepresidente y líder morado en meter en el pacto a Bildu y ERC.

Por el deseo de seguir trabajando en el modelo de aprobación de los vocales del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) por mera mayoría absoluta.
La realidad es que Iglesias marca la pauta y no lo está poniendo fácil. Quiere ampliar su poder y ahora pasa a exigir modificaciones troncales en las negociaciones del Poder Judicial abiertas entre el PP y el PSOE. Podemos ha exigido ya la presencia de sus aliados, ERC y Bildu, en la negociación de los cambios en el Consejo. Es más, ha dejado abierta la puerta a que puedan reclamar la designación directa del nombre de algunos de los nuevos vocales.

Ése es el principal escollo en estos momentos para avanzar en un acuerdo, principalmente, porque en el propio PSOE dan por hecho que el modelo de nombramiento de los vocales por mayoría absoluta no podrá sobrevivir a las críticas de la UE.

Iglesias no lo acepta

Pero Pablo Iglesias no acepta que el nuevo Poder Judicial sea una cosa de dos. El PP ya ha dejado claro que rechaza frontalmente negociar la nueva composición del Poder Judicial con las exigencias de Podemos, Bildu y ERC. Y eso significa que la pelota está en el tejado del PSOE: es Sánchez el que debe negociar con Pablo Iglesias para poder desbloquear la renovación, por mucho que desde el Gobierno insistan en que es el PP quien mantiene bloqueadas las negociaciones.

Los contactos entre Juan Carlos Campo y Enrique López -por parte del PP- no se han roto. Los nombres clave aún deben terminar de fijarse, pero incluso se ha llegado a hablar ya, con nombres y apellidos, de la posibilidad de que una figura como Pilar Teso se situase como presidenta del Tribunal Supremo, tal y como publicó OKDIARIO.

Pero las presiones de Podemos se han alzado en medio de esas conversaciones para exigir una nueva cuota de poder de los morados y de sus nuevos aliados estrella: Bildu y ERC.
El vicepresidente segundo del Gobierno y secretario general de Podemos tiene claro que ya opera como un sólo bloque de la mano de los proetarras de Arnaldo Otegi y los separatistas de Oriol Junqueras. Y Pablo Iglesias ha exigido la participación de EH Bildu y ERC en la renovación del Poder Judicial.

El mensaje ha sido captado con claridad por los ‘populares’ que han respondido sin fisuras: «Nuestras condiciones para renovar el CGPJ son las de siempre y no se cambiarán». Y esas condiciones excluyen a Podemos. Y, por supuesto, a ERC y Bildu.

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